ROMA.– ¿Quién hubiera dicho años atrás que la otrora euroescéptica Giorgia Meloni, líder de un partido posfascista y primera mujer que llega a ser jefa de gobierno de Italia, pasaría ser una jugadora clave en el futuro de la Unión Europea (UE)?
Esa es una de las grandes sorpresas de estas elecciones europeas. Más allá de que en todos los países las votaciones para renovar el Parlamento europeo tendrán repercusiones internas y servirán para medir los consensos a nivel local, lo que pasará en Italia será crucial también para la UE. Meloni, en efecto, no solo confirmará su liderazgo nacional y dentro de la coalición que encabeza, según sondeos, sino que también pasaría a ser una figura determinante para la futura arquitectura del bloque, en un momento convulsionado del Viejo Continente, marcado a fuego por la guerra en Ucrania.
No casualmente la prestigiosa revista británica The Economist –famosa por haber puesto en tapa dos veces al difunto magnate y expremier Silvio Berlusconi, a quien definió como “no apto” para gobernar a Italia–, en su última edición catapultó en su portada a Meloni, junto a otras dos mujeres protagonistas de estos comicios: la alemana y actual presidenta saliente de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, y la francesa Marine Le Pen, líder de la ultraderechista Agrupación Nacional.
“Las tres mujeres que plasmarán a Europa”, tituló el semanario, que colocó a la premier italiana, de 47 años, en una posición privilegiada: al centro, con Von der Leyen de un lado y Le Pen del otro, que la observan. Con esa imagen subrayó el rol central que podría jugar Meloni con el resultado de su partido, Hermanos de Italia, en estas elecciones, en el marco del proyecto de unir las fuerzas moderadas y conservadoras para cambiar la actual mayoría de Bruselas. Esta está formada por el Partido Popular Europeo (PPE, de centroderecha y posible ganador, según sondeos), los Socialistas y Democráticos (S&D, que podrían terminar segundos) y los liberales macronistas de Renovar Europa.
Así como se descuenta que el partido de Meloni se confirmará como el primero en Italia, según los sondeos, lo mismo ocurriría con el partido de Le Pen en Francia, y en Alemania con el CDU conservador de Von der Leyen, candidata del PPE a un segundo mandato de cinco años.
El PPE está tentado a no reeditar la denominada “mayoría Ursula” –junto a los socialistas de S&D y Renovar Europa–, sino abrirse a una parte del grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), que integra Meloni. Una política cada vez más influyente, que dejó atrás el euroescepticismo de los primeros tiempos.
La primera ministra italiana, en efecto, se mostró pragmática desde que asumió el poder a fines de 2022, después de arrasar en las elecciones al frente de una coalición junto a Forza Italia y a la Liga, pese a haber sido la única que jamás respaldó al gobierno de unidad de su antecesor, el prestigioso economista y expresidente del Banco Central Europeo (BCE) Mario Draghi. Consciente de que Italia a nivel económico-financiero depende de la UE y del gigantesco préstamo que le otorgó para volver a levantarse después de la pandemia, siguió a rajatabla las líneas de Draghi. Y tejió óptimas relaciones con Von der Leyen, al frente del brazo ejecutivo de la UE.
No por nada en su cierre de campaña, anteayer, en Alemania, todos notaron que Von der Leyen –que también se hizo muy amiga del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, al igual que Meloni–, al recitar una lista de políticos y partidos de Europa que considera peligrosos por ser “populistas, extremistas y demagogos”, colocó a Le Pen.
Sin embargo, evitó mencionar a Meloni, también ultraderechista, a la que corteja desde hace meses. Le Pen es el principal referente del bloque de derecha Identidad y Democracia (ID), que también integra Matteo Salvini, líder de la xenófoba Liga, vicepremier italiano y adversario interno de Meloni. Los sondeos indican que, sumados, los partidos de extrema derecha europeos avanzarían, con un cuarto de los asientos del Parlamento de 720 miembros.
Eso podría significar grandes cambios: retrocesos en cuanto a las políticas en favor del cuidado del ambiente; políticas migratorias y de pedido de asilo aún más restrictivas que las actuales, y más poder a los Estados en detrimento de las “interferencias” de Bruselas. Aunque, en verdad, los partidos de extrema derecha no forman un bloque compacto, sino que se caracterizan por tener diferencias importantes en diversas cuestiones, como, por ejemplo, con la invasión a Ucrania.
Mientras unos son más pro Vladimir Putin (Le Pen, Salvini y el húngaro Viktor Orban), otros como Hermanos de Italia, de Meloni, están totalmente alineados con la UE en favor de Zelensky, de la integridad territorial de Ucrania y de la necesidad de enviarle armas para defenderse de la agresión rusa. Un tema que ha marcado a fuego estos comicios, al igual que la guerra que cumplió ocho meses entre Israel y el grupo terrorista Hamas en la Franja de Gaza.
The Economist, que en su portada puso al trío de mujeres encabezado al centro por Meloni, en un artículo destacó que nunca hubo mayor necesidad de “un liderazgo fuerte y unitario en Europa” que en este momento. “Ursula von der Leyen, Giorgia Meloni y Marine Le Pen sintetizan el dilema sobre cómo tratar el populismo”, escribió.
Al darle, de hecho, su endorsement a la candidatura de Von der Leyen a un segundo mandato, indicó a Meloni como aliada potencialmente decisiva para la nueva coalición que deberá formarse, mientras que cuestionó, en cambio, el rol de Le Pen, no solo por su xenofobia, sino además por su relación con Putin.
El semanario británico, en efecto, consideró que los principales peligros que acechan al futuro de Europa son dos: la Rusia de Putin con su guerra a Ucrania y sus intrusiones cibernéticas; y el posible retorno a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump en las elecciones de noviembre próximo, en un contexto en el que aparecen en ascenso los “populistas euroescépticos”.
En este marco, Von der Leyen, descrita como “una conservadora alemana racional”, según The Economist se merece otro mandato. “Ella hizo un buen trabajo al liderar una fuerte respuesta colectiva de la UE a la agresión de Putin y ayudando a profundizar la cooperación europea en un momento crucial” sobre cuestiones como la de la deuda común.
Con respecto a Meloni, la publicación británica recordó su creciente sintonía con la presidenta de la Comisión Europea en cuanto a políticas migratorias (viajaron juntas a países del norte de África) y en cuanto a la necesidad de sostener a Ucrania “a diferencia de otros colegas de la derecha populista”.
Elogió el pragmatismo de Meloni y, visto su rol clave, sentenció que “no debe ser excluida por el grupo dominante político” europeo. En ese sentido, advirtió que la primera ministra italiana podría ser tentada a unirse con Le Pen, un escenario para The Economist no deseable: para evitarlo, “vale la pena tejer un acuerdo con ella”, por Meloni, inesperada protagonista de estas elecciones europeas en tiempos turbulentos.
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