El ejército israelí anunció este sábado que liberó a cuatro rehenes en una operación especial de rescate en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de la Franja de Gaza. El operativo dejó un saldo de al menos 210 gazatíes muertos y más de 400 resultaron heridos, según sostuvo el grupo islamista Hamas en un comunicado.
Los rescatados se encuentran en buen estado de salud, fueron atendidos en el Centro Médico Sheba, en el área de Tel Aviv, donde se reencontraron con sus familias e incluso fue a visitarlos el primer ministro, Benjamín Netanyahu. “Israel no se rinde ante el terrorismo y actúa con creatividad y coraje sin límites para traer a casa a nuestros secuestrados”, afirmó el premier israelí, en un intento por justificar su empeño en mantener la presión militar contra Hamas en vez de negociar un acuerdo de tregua y liberación de rehenes, como le exigen las familias.
El portavoz del Ejército, Daniel Hagari, indicó que se trató de una de las operaciones más complejas en el marco de la guerra. La misión fue aprobada el jueves por Netanyahu, aunque la orden de atacar dos edificios en el centro del campamento fue dada este sábado. “La decisión de atacar ambos simultáneamente se debió a la posibilidad de que Hamas asesinara a los rehenes tras identificar la operación de rescate”, indicó.
Hagari también admitió que en la operación murieron muchos civiles palestinos, aunque culpó a los miembros del grupo islamista de mantener rehenes en un entorno civil y los acuso de atacar el vehículo donde se llevaban a los rehenes y el agente herido, además de lanzar misiles antiaéreos contra los helicópteros israelíes.
Los objetivos de la operación
Con este rescate, de los 251 secuestrados hace ocho meses, quedan en el territorio palestino 116 cautivos, al menos 40 de ellos muertos según Israel. La última vez que las tropas israelíes rescataron cautivos con vida fue en febrero en Rafah, a los argentino-israelíes Luis Norberto Har y Fernando Marman. Los recientes liberados son Noa Argamani, de 25 años; Almog Meir Jan, de 21; Andrey Kozlov, de 27, y Shlomi Ziv, de 40, que fueron secuestrados por Hamas en el festival de música ‘Nova’ el pasado 7 de octubre.
Argamani es una estudiante de la Universidad Ben Gurión. Un video de la joven gritando a la salida del festival “¡No me maten!”, mientras era subida a una motocicleta por combatientes de Hamas, dio la vuelta al mundo. Antes de su liberación, su madre había publicado varios mensajes para expresar la desesperación que tenía ante la posibilidad de morir sin volver a ver a su hija.
Kozlov, un ciudadano ruso-israelí, fue secuestrado mientras trabajaba como guardia de seguridad en el evento. Tras el inicio del ataque del grupo islamista se comunicó con su padre y sus amigos, y les dijo que no había donde esconderse. Su familia fue informada tras semanas después que Kozlov formaba parte de los secuestrados.
Ziv, que cumplió 41 años en cautiverio, también formó parte del equipo de seguridad del festival, según la prensa israelí. Ziv logró hablar con una de sus hermanas el día del ataque y le comunicó que estaba bien, intentando huir en un vehículo, pero que había un atasco en la zona de salida de la fiesta. Un poco más tarde, en su última llamada antes de ser secuestrado, habló con otra de sus hermanas, que relató que el hombre estaba casi sin aliento y le dijo: “Ya te llamo”.
Meir Jan disfrutaba de la fiesta cuando los comandos de Hamas irrumpieron. Poco antes de las ocho de la mañana llamó a su madre, Orit Meir, y le dijo: “Mamá, hay cohetes que caen por todas partes. No sé qué pasa. Te quiero mamá”. Poco después del ataque, los combatientes difundieron un video en el que Orit Meir reconoció a su hijo. “Estaba tirado en el suelo. Estaba aterrorizado”, describió la mujer, que en noviembre afirmó a la prensa que su vida se había convertido en una pesadilla.
El Foro de Familias de Rehenes y Secuestrados calificó al rescate como un triunfo milagroso, aunque mantiene firme su exigencia al gobierno de Netanyahu para que alcance un acuerdo con Hamas para la liberación de todos los cautivos. “Ahora, con la alegría que inunda a Israel, el Gobierno israelí debe recordar su compromiso de recuperar a los rehenes que aún retiene Hamás: los que viven para su rehabilitación, los asesinados para su entierro”, exigió el Foro en un nota.
Más de 200 muertos
Mientras tanto, las autoridades gazatíes indicaron en un comunicado que en el ataque israelí murieron al menos 210 personas y más de 400 resultaron heridas. “Condenamos la agresión de la ocupación israelí contra civiles, niños y mujeres, y contra hogares seguros en el campamento de Nuseirat”, señalaron.
Abu Obeida, portavoz de las Brigadas al Qasam –el brazo armado de Hamas–, sostuvo en un comunicado que en la operación murieron otros secuestrados que estaban en el área. “El enemigo logró liberar a algunos de sus cautivos cometiendo horribles masacres, pero al mismo tiempo mató a algunos de ellos durante la operación”, subrayó. “Lo que el enemigo sionista hizo en la zona de Nuseirat es un crimen de guerra agravado, y los primeros perjudicados por él son sus cautivos. La operación supondrá un gran peligro para los cautivos del enemigo y tendrá un impacto negativo en sus condiciones y vidas”, afirmó el portavoz.
“El baño de sangre debe terminar”
El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, solicitó una reunión urgente al Consejo de Seguridad de la ONU para discutir las repercusiones del operativo israelí, que denominó como una sangrienta masacre. “El presidente Abbas está manteniendo amplios contactos con las partes árabes e internacionales relevantes para celebrar esta sesión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU, con el fin de determinar el papel que se le asigna para detener la continua agresión israelí contra nuestro pueblo palestino y forzar la Estado ocupante a adherirse a las resoluciones internacionales, que exigen un alto el fuego inmediato”, informó un comunicado oficial de la presidencia.
El alto representante de la Unión Europea (UE) para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, asumió con alivio la liberación de los cuatro rehenes en Nuseirat, al tiempo que condenó la muerte de civiles palestinos bajo el fuego israelí durante la misión de rescate. “Los informes procedentes de Gaza sobre otra masacre de civiles son espantosos. Condenamos esto en los términos más enérgicos”, afirmó en su cuenta de la red social X. “El baño de sangre debe terminar de inmediato”, remarcó.
Egipto, que ejerce como mediador en la guerra junto a Estados Unidos y Qatar, denunció en un comunicado que el ataque israelí representa una flagrante violación de todas las disposiciones del derecho internacional, así como de todos los valores de la humanidad y los derechos humanos.
El país norteafricano exigió a Israel, como ya ha hecho en múltiples ocasiones, que ponga fin a los ataques indiscriminados contra civiles palestinos, especialmente contra las zonas de la Franja donde se concentra la mayoría de la población desplazada desde el inicio de las hostilidades en el mes de octubre. “Pedimos a la comunidad internacional y al Consejo de Seguridad de la ONU que intervengan inmediatamente para detener la guerra israelí contra la Franja de Gaza y que adopten medidas responsables para poner fin a la crisis humanitaria que cobró la vida de más de 36.000 mártires”, añadió la nota.
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