Vaqueros, soldados, graduandos, y más vaqueros. También hubo lentejuelas, brillo y metálicos.
En la noche de viernes, 7 de junio, no hubo código de vestimenta para los fieles fanáticos de Benito Antonio Martínez Ocasio, mejor conocido como Bad Bunny, sino que cada cual se vistió “como le dio la gana” para ver a la estrella boricua de la música urbana, quien eligió su tierra natal para cerrar el “Most Wanted Tour” con una serie de tres conciertos en el icónico Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot.
Los seguidores del natural de Vega Baja aprobaron el encuentro con su ídolo desde el primer momento. Miles de usuarios realizaron una fila virtual para tener la oportunidad de conseguir taquillas en las primeras dos funciones del concierto. Para la tercera y última presentación, se reportó cerca de un millón de usuarios.
Desde tempranas horas de este viernes, se sabía el estado de ánimo del multigalardonado cantante. A través de las historias de su cuenta de Instagram, el compositor reveló lo que este día significaba en su ascendente trayectoria musical.
1 / 11 | Gran cierre del “Most Wanted Tour” de Bad Bunny. El “show”, lleno en su totalidad, arrancó a las 10:00 p.m. La apertura estuvo a cargo de la Philharmonic Orchestra project (“The POP”), dirigida por el músico colombiano Carlitos López. – Nahira Montcourt
“No saben cuánto llevo esperando y deseando este momento. Ustedes fueron los primeros en escuchar este álbum y los primeros en escuchar mi música en general, la misma que ahora se escucha por el mundo entero. Ahora toca terminar donde empezó. Estos tres conciertos cerrarán una etapa en mi carrera y en mi vida, y me llena el alma que estén ustedes conmigo para vivirlo”, destacó.
Más allá de la culminación de la gira, es un misterio si anoche, además, cerró alguna otra etapa de la que se desconocen detalles. Lo que sí aseguraron algunos de los presentes a El Nuevo Día es que “algo le pasaba”, “se veía diferente” o “no es el mismo de siempre”.
Unos dedujeron que se trataba de “mal de amores”, otros imaginaron que “se convirtió” y, tras escuchar los mensajes pregrabados del artista, lamentaron que podría estar atravesando un problema de salud mental.
El “show”, lleno en su totalidad, arrancó a las 10:00 p.m. La apertura estuvo a cargo de la Philharmonic Orchestra Project (“The POP”), dirigida por el músico colombiano Carlitos López.
Si algo caracteriza a Bad Bunny es la capacidad de sorprender a la audiencia en cada presentación, y esta vez no fue la excepción. La orquesta, que ha acompañado al boricua en los 50 conciertos a lo largo y ancho de Estados Unidos, interpretó el himno revolucionario de Puerto Rico.
“Si no has visto a Bad Bunny cantar en Puerto Rico, entonces no lo has visto”, aseguró Martínez Ocasio en el vídeo que se proyectó a modo de introducción. Los boricuas de la diáspora y seguidores de otros países afirmaron lo anterior en plataformas sociales como X, antes Twitter.
Vestido de negro con detalles dorados, quien también ha participado en eventos de lucha libre, salió al encuentro con sus compatriotas e interpretó “Nadie sabe lo que va a pasar mañana”. Conmovido hasta las lágrimas, exclamó: “¡La familia está en la casa, Puerto Rico!”.
El interior del recinto, literalmente, vibró con los gritos y aplausos de los presentes. Bad Bunny solo pudo sonreír y respirar cinco veces para continuar con el espectáculo que se extendió hasta pasada la medianoche.
Después de “Mónaco”, el anfitrión de la noche recibió a su primera artista invitada: Young Miko. Junto a la intérprete urbana de 26 años, el vegabajeño presentó el éxito “Fina”.
El público, compuesto por personas de todas las edades, no dejó solo al cantante en ninguna de sus interpretaciones. Precisamente, el tema de la soledad fue uno de los protagonistas en la velada.
“No desperdicien su tiempo tratando de aclarar o defenderse de opiniones o de cosas que gente que ni siquiera sabe cómo es tu vida dicen de ti en el barrio, en la escuela, en la universidad, en el trabajo, en la familia, siempre pasa. A mí, obviamente, también me pasa, a mayor escala; de mí, se dicen cosas todos los días. A mí me importa cero, sé lo que tengo en mi corazón, y estoy seguro de quién soy como ser humano, y la gente que amo, y me aman a mí, saben quién soy, y son los únicos que me importan”, expresó antes de deleitar con “Baticano” y “Teléfono Nuevo”, que contó con la voz del trapero Luar La L.
Para el gran cierre de “Most Wanted Tour”, el joven de 30 años no escatimó en hacerlo por todo lo alto. Su música fue perfectamente complementada con un innovador diseño de luces. La tarima estaba dividida en dos semicírculos que quedaron separados, por lo que, más tarde, suspendido en el aire, se convirtió en un puente giratorio.
“Tú no metes cabras”, “No te hagas”, “Vuelve” y “Soy peor” formaron parte del repertorio que se compuso de más de 40 temas. El cantante brindó un paseo musical por toda su discografía: “X 100pre”, “YHLQMDLG”, “El último tour del mundo”, “Un verano sin ti” y “Nadie sabe lo que va a pasar mañana”.
Un numeroso cuerpo de baile, efectos especiales de última tecnología y otros grandes colegas como Bryant Myers, Arcángel y De La Ghetto contribuyeron a que el concierto fuera catalogado como uno “completo”, “distinto” y “brutal”.
“Benito”, como fue aclamado en múltiples ocasiones, también exteriorizó los motivos que, según él, hicieron el “show” especial. “Yo siempre las empiezo aquí (las giras), siempre es donde arranco, pero esta vez lo hice diferente por varias razones. Número uno, ustedes escucharon el álbum primero aquí, empezó aquí, más o menos. Y segundo, cuando sabía que era una gira, yo llevo anunciando giras, es mucho trabajo, y es agotador. Y una vez, yo sabía que, quizás, me podía quitar a mitad, así que puse a Puerto Rico a lo último para tenerlo como meta, para llegar con energía para terminar la gira y poder darlo todo esta noche con ustedes”, reveló.
Uno de los segmentos más memorables fue cuando el artista decidió interpretar algunos de sus éxitos a solas con un pianista. Este incluyó temas como “Gracias por nada”, “Amorfoda”, “Callaíta” y “Un verano sin ti”.
Lo cierto es que el público presente lo que quería era perreo, y Bad Bunny los complació. El Coliseo, una vez más, se transformó en una gran discoteca y sonaron canciones como “Perro negro”, “Safaera”, “Yo perreo sola” y “Dakiti”.
La noche parecía no tener fin. Sin embargo, como dicen, todo lo bueno acaba. Bad Bunny finalizó este primer “round” con una fiesta llena de orgullo patrio. Una batucada, cabezudos y el ambiente único que imperó desde el principio marcaron la clausura con el éxito “El apagón”.
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