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El ingeniero que promueve una nueva denuncia contra Begoña Gómez trabajó en el equipo de las primarias de Pedro Sánchez
Pedro de la Torre acusa a la mujer del presidente del Gobierno de intrusismo por firmar los pliegos técnicos del polémico software de la Complutense.
Pedro de la Torre, el ingeniero que ha reclamado al Consejo General de Colegios Oficiales de Ingeniería Técnica en Informática (Conciti) que presente una denuncia contra Begoña Gómez por intrusismo profesional, trabajó para el PSOE y, concretamente, para Pedro Sánchez. Así lo ha confirmado él mismo a Libertad Digital. "Estuve en su equipo de campaña para las primarias haciéndole todas las cosas de informática. De hecho, su página de Youtube es mía", asegura.
Pero es más. Este exmilitante socialista fue uno de los que más dio la cara por el hoy presidente del Gobierno antes de llegar a la Moncloa. Bautizado como el "Pedro del Sur", el ingeniero llegó incluso a presentar una denuncia para que se investigara la existencia de un posible delito en la constitución de la comisión gestora del PSOE que derribó a Pedro Sánchez. Su idilio se rompería años después cuando, según sus propias palabras, se dio cuenta del "choteo de su Gobierno con la profesión de ingeniero Técnico en Informática", que fue precisamente lo que les unió en su día.
El inicio de su relación
Desde 2012, Pedro de la Torre es decano del Colegio Profesional de Ingenieros Técnicos en Informática de Andalucía, un puesto que le acercó a Pedro Sánchez en un momento en el que este necesitaba ampliar conocimientos sobre la materia. "Le conocí en 2014 porque fue el diputado al que el PSOE asignó el tema del anteproyecto de ley de colegios profesionales —explica en conversación con LD—. Querían ir en contra de lo que en aquel momento proponía Mariano Rajoy y por eso se empezó a reunir conmigo".
La relación se fue estrechando hasta el punto de que, cuando Sánchez decidió presentarse a las primarias para hacerse con la Secretaría General del PSOE, De la Torre fue uno de los socialistas —ahora asegura que ya no es militante— que formó parte de su equipo de campaña. "Me encargué de la parte informática. Le hice su página web y el canal de Youtube, que sigue siendo mío, porque no me lo ha reclamado", defiende.
Precisamente porque su relación se inició a raíz del debate sobre la ley de colegios profesionales y porque fue el responsable de tratar con él todas las cuestiones de informática, De la Torre no entiende cómo es posible que Begoña Gómez haya sido capaz de firmar un pliego de prescripciones técnicas sin tener la formación necesaria, incurriendo así en un posible delito de intrusismo profesional. "Todo esto lo tiene que saber por fuerza, por eso me extraña", insiste.
Según explica, aunque en su momento fue militante del PSOE, hace años que rompió su carnet: "Vi que no iban en la línea que yo esperaba, así que les mandé una carta a José Luis Ábalos, como secretario de Organización, y a Pedro Sánchez, y me di de baja". Aunque reconoce tener su opinión particular sobre la deriva del partido y los numerosos escándalos que acorralan al presidente y a su mujer, prefiere ser cauto. "No quiero opinar porque aquí estoy actuando en calidad de decano", se justifica.
La posible denuncia por intrusismo
Respecto al posible intrusismo, De la Torre asegura que el Colegio Profesional de Ingenieros Técnicos en Informática de Andalucía "no tiene constancia alguna de que Doña María Begoña Gómez Fernández posea titulación oficial habilitante para el ejercicio en la Ingeniería Técnica en Informática" y recuerda que "la elaboración de pliegos de prescripciones técnicas en este ámbito es una competencia exclusiva de la profesión de ingeniero técnico en Informática, recogida en la titulación oficial habilitante del Grado, como se recogió en su día en el BOE y como se puede consultar en nuestra página web".
"Pero además es que es evidente —defiende indignado—. Es como si yo firmo el pliego técnico de una obra del AVE... ¿Qué formación tengo yo para avalar eso?". Según explica, lo normal es que haya dos pliegos, el de condiciones, "que eso sí lo suele firmar personal administrativo, un político o quien sea el responsable" y el pliego de prescripciones técnicas, que es el que impone las restricciones basadas en criterios técnicos objetivos. "Eso es evidente que lo tiene que firmar el técnico de turno. No me explico cómo ha podido hacer esto", insiste.
El Consejo General de Colegios Oficiales de Ingeniería Técnica en Informática (Conciti) ya le ha respondido indicándole que es el consejo de Madrid el que tiene la potestad para presentar la denuncia, por lo que está a la espera de éste responda a su solicitud: "Si pasado un tiempo prudencial vemos que no emprenden acciones legales, llevaremos el asunto a nuestra Asamblea y, si nuestros colegiados quieren que seamos nosotros los que presentemos la denuncia, así lo haremos. Sería un poco raro que se hiciera desde aquí y no desde Madrid, pero no podemos pasar por alto este tipo de casos".
Un escándalo de principio a fin
El polémico software de la Complutense es uno de los últimos pero más turbios escándalos que salpican a la mujer del presidente del Gobierno. Tras ser nombrada codirectora de un máster y una cátedra sin tener titulación universitaria, Gómez logró convencer a Indra, Telefónica y Google para crear de manera totalmente altruista una aplicación para que las pymes pudieran medir el grado de cumplimiento de los objetivos de desarrollo sostenible.
Las tres empresas invirtieron 150.000 euros, pero, ante el temor a un posible conflicto de intereses, todas ellas decidieron retirarse del proyecto en 2023, lo que llevó a la Complutense a convocar un concurso público para que fuera otra compañía la que terminase el trabajo que ellas habían empezado. La licitación la terminó logrando Deloitte, pero lo curioso de todo este asunto es que Begoña Gómez decidió registrar la aplicación a su nombre —y en su domicilio particular— e incluso creó una empresa para poder explotarla.
De esta forma, tal y como apuntaban el pasado lunes fuentes jurídicas consultadas por LD, "Gómez podría haber cometido delitos de malversación, malversación impropia o apropiación indebida". No en vano, la norma que en 2016 vino a regular las cátedras como la de Begoña Gómez dejaba claro que este tipo de trabajos se consideran "donaciones" a la universidad y no a los directores.
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