Señales promisorias de Sheinbaum
Los opositores a Claudia Sheinbaum están temerosos de que, en función de todo el poder y legitimidad que obtuvo del resultado en las urnas, mantenga ese talante autoritario con el cual se distinguió su mentor.
Son múltiples las lecturas que arrojaron los preliminares resultados de las elecciones del 2 de junio y mientras no se confirmen mediante los cómputos distritales, los triunfos del oficialismo en el Congreso, diremos que la contundente victoria de Claudia Sheinbaum es relevante en función de varias consideraciones.
Será la primera mujer presidenta de México, y ello de suyo es bastante alentador, sobre todo en un paÃs en donde predomina la carencia de polÃticas públicas que abatan la inequidad de género en diversos ámbitos de la vida y que, en los hechos, las mujeres son segregadas de la vida productiva, de la justicia social e incluso en el ámbito familiar.
Luego de 69 años de que se permitiera votar a las mujeres en nuestro paÃs, ha alcanzado por primera vez la máxima investidura una fémina, que tuvo la capacidad de ganarse la confianza de Andrés Manuel López Obrador mediante fehacientes pruebas de lealtad y de capacidad en los diversos encargos que éste le confirió.
El perfil profesional de la doctora Sheinbaum es muy diferente al de López Obrador, aunque comparten visiones sobre la transformación polÃtica y social que emprenden y que garantiza la continuidad en ciertos rubros, particularmente el de polÃtica social âpiedra angular del proyecto de la 4Tâ, los programas asistenciales que diseñó el tabasqueño con la entrega directa de dinero al padrón de beneficiarios y que se fortalecerá en el próximo sexenio, la verdad es que son muy contrastados en sus cosmovisiones y personalidades.
Los opositores a Claudia Sheinbaum están temerosos de que, en función de todo el poder y legitimidad que obtuvo del resultado en las urnas, mantenga ese talante autoritario con el cual se distinguió su mentor, empero, los rasgos de personalidad y sobre todo las primeras señales que ha mandado son halagüeños; como su primer discurso pronunciado la noche de su victoria, en el cual recalcó la importancia de que gobernará para todos con un ánimo de reconciliación e inclusión.
Los primeros nombramientos que ha anunciado, van en ese mismo camino, al rodearse de personajes muy capaces y con gran experiencia en sus ámbitos de competencia, como Rogelio RamÃrez de la O, quien repetirá como titular de SHCP, y el exrector de la UNAM (por cierto, mi tÃtulo profesional está firmado por él), Juan Ramón de la Fuente, quien luego de coordinar durante la campaña los Diálogos por la Transformación, fue nombrado como coordinador de los trabajos de transición que comenzarán la próxima semana.
La presidenta electa de México tiene todo a su favor para llevar a un mejor nivel de desarrollo e inclusión social a los mexicanos; además de la legitimidad de la que goza, tendrá un Congreso a modo, ya que no solo mantendrá bajo su égida a los legisladores de Morena y aliados, sino eventualmente la mayorÃa calificada en la Cámara de Diputados y rasguñándola en el Senado, además de que carecerá de contrapesos significativos en el andamiaje institucional, lo que de suyo le otorga un enorme poder que solo podrá regularse con su voluntad.
Es decir, tendrá el enorme reto de autocontenerse en un momento que se pierde la dimensión de las cosas, ya por el canto de las sirenas o por el megapoder que ostentará a partir del 1 de octubre de este año, cuando sea investida con la banda presidencial por López Obrador.
Desde luego hay otros poderes polÃticos y fácticos que jugarán un papel protagónico, como lo que queda de los partidos de oposición, los medios de comunicación, la sociedad civil activa, los mercados, la comunidad internacional y lo que se vaya sumando con el paso de su administración.
Llama la atención que en el nuevo escenario polÃtico irrumpe de forma predominante al Partido Verde Ecologista de México (PVEM), al convertirse en la segunda fuerza polÃtica en la Cámara de Diputados, solo detrás de Morena y pelearÃa por el tercero o cuarto en el Senado, lo que coloca a esta franquicia polÃtica con la posibilidad de inclinar la balanza en el Congreso en torno a las grandes decisiones legislativas que se tomarán en el próximo sexenio.
En contraparte, el PAN tuvo uno de sus peores resultados electorales desde tiempos de Enrique Peña Nieto, toda vez que no tuvo la capacidad de anticiparse a los nuevos tiempos y menos de romper con el PRI y que, al final del dÃa, fue una de las razones de su fracaso electoral. El dejar que la cúpula partidista de Acción Nacional, léase Marko Cortés y camarilla, secuestrara al partido, fue otra de las causas relevantes de su derrota.
El PRI ha comenzado su periplo hacia su desaparición y el PRD se extingue al perder su registro como partido polÃtico nacional.
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