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Actualizado 05 Jun 2024 12:52
Ãlvaro Uribe y Jorge Suárez: un encuentro en medio de la diferencia que da esperanza
Un diálogo entre improbables que deja enseñanzas y recuerda que las cicatrices hay que reconocerlas para avanzar como paÃs.
Ãlvaro Uribe y Jorge Suárez: un encuentro en medio de la diferencia que da esperanza
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Ãlvaro Uribe y Jorge Suárez. Foto: Al OÃdo.
Encuentro improbable el de Jorge Suarez, hijo del âMono Jojoyâ– mi esposo-, y Ãlvaro Uribe Vélez, expresidente de Colombia.
Siendo las 7:00 a.m. del 2 de junio, aterrizábamos en MonterÃa con un poco de nervios porque tendrÃamos un encuentro que sabÃamos generarÃa muchos sentimientos en la opinión, pero especialmente serÃa un punto de arranque de lo planteado en nuestro libro âPodéis ir en paz, el desafÃo de reconciliación de un paÃsâ.
Dicho esto, llegamos al Ubérrimo, la finca del exmandatario, bajamos y ahà estaba él debajo de un árbol con dos tintos esperándonos. Jorge estaba silencioso y pensativo en el recorrido. Saludé al exmandatario y le presenté a Jorge Suárez, mi esposo. Un apretón de manos, un tinto y un diálogo que arrancó por el presente.
Jorge, firmante del acuerdo de paz logrado por el gobierno del expresidente Juan Manuel Santos, le contó lo que ha sido su vida gracias a la segunda oportunidad, le contó que en siete años ha logrado rehacer su vida, estudiar comunicación social, especializarse y actualmente cursa una maestrÃa. Uribe le dijo que creÃa que este amor estaba predestinado ya que es curioso cumplir el mismo dÃa y tener el mismo apellido. Además, dijo âincreÃble lo diferente que son sus pensamientosâ y resaltó que él respetaba siempre los temas del corazón.
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El calor subÃa, fuimos a caminar un poco y distinto a lo que pensábamos, empezamos a hablar de árboles, de historia. ¿17 años en las Farc? preguntó sorprendido. Jorge le contó que se fue a causa de amenazas de paramilitares cuando estaba apenas en el colegio. ¿Visitó a su padre? Jorge pudo relatar que siempre fue un padre presente, al que amó y ama, a lo que el exmandatario preguntó ¿usted le reza a su padre? Y Jorge le dijo que sà y que también lo visita sin falta en el cementerio.
âMi padre para mà es todo, y aunque en la selva solo hasta los últimos dÃas compartimos más, siempre sentà su amorâ, dijo Suárez. El exmandatario expresó que esa relación era personal y que él cree que en temas de intimidad o familiares nadie, por más debate entre diferencias o polÃticos, deberÃa entrometerse.
El calor aumentaba, ellos parecÃan no lo percibirlo, pero en mi situación me empecé a sentir mal por lo que fuimos a la casa y me dio un Dolex, la señora Lina Moreno nos recibió y se rÃo al decirme que el exmandatario se cree médico y por eso me habÃa recomendado tomar algo. Nos sentamos a conversar.
En ese momento, se dio la entrega de los libros que le llevábamos en el que en la dedicatoria habÃa un segundo punto de encuentro: la necesidad de una invitación en el que trabajemos por un paÃs sin etiquetas. Después nos dijeron que podÃamos ir a descansar y nos alistaron una habitación, yo sabÃa que el exmandatario es devoto a la virgen por lo que le llevé una.
Después de descansar un poco y poderme dar un baño, el expresidente retomó diciendo âColombia ha sufrido mucho por la guerraâ y nos contó cómo fue el asesinato de su padre, años de gobierno con la bandera de la seguridad democrática y los intentos que hizo por lograr algún diálogo de paz con las Farc.
Recordó que pese a una narrativa de que es enemigo de la paz, en el gobierno que presidió se desmovilizaron 35.000 paramilitares y más de una decena fueron extraditados. También se desmovilizaron 18.000 guerrilleros y se redujo el secuestro en un 90%.
Jorge quiso comenzar contándole sobre el asesinato de su padre a manos del Ejército, cómo empezaba esa percusión y que Jorge estaba a tan solo 200 metros. Le dijo que el dolor no está escrito porque en la guerra no habÃa tiempo para duelos y que su duelo lo ha podido hacer desde que llegó. Habló del abandono del Estado y la falta de oportunidades en tantas regiones por las que tantos llegaban a esas filas; expresó vivencias de su vida en las Farc.
Un punto de encuentro: Colombia necesita hablar de paz con acciones reales. Jorge comentó libros que leyó estando allá y cómo pudo desarrollar una cartilla de alfabetización para enseñar en esos años. Le comentó que el acuerdo ha traÃdo esperanza y que muchos firmantes hoy son padres y madres confiando en que el acuerdo se fortalezca y cumpla en totalidad.
Uribe manejándole al Monito
Pasadas las horas fuimos a hacer un recorrido por MonterÃa, vi una segunda escena que jamás imaginé, el exmandatario manejando y mi esposo de copiloto. Empezó ese diálogo a través de historias y rÃos de Colombia. Uribe recordó el dÃa en que se lanzó al rÃo Vaupés, después de un consejo comunitario. Jorge le comentó que su rÃo favorito era el rÃo Guejar en el departamento del Meta, pero le contó que conocÃa más la selva del Caquetá.
En MonterÃa pudimos ver parte de la historia de la violencia, cómo el EPL, una guerrilla que firmó un acuerdo en el gobierno del expresidente César Gaviria en el 91 habÃa causado tanto dolor en esa región del paÃs y luego el paramilitarismo. Visitamos la ronda del Sinú, un parque ubicado a orillas del rÃo Sinú construido en el 2005, año que presidÃa.
Al âMono Jojoyâ lo tenÃan ubicado desde el Gobierno Uribe
Al llegar a casa, el presidente nos recordó cómo al padre de Jorge lo tenÃan ubicado tiempo atrás al bombardeo. Se habló del avance de la inteligencia militar y de cómo también al tiempo en las Farc se avanzaba en estrategia de guerra, cómo vivieron un transitar de aprender a vivir en comunidad. Jorge expresó que puede definir esa vida como una vida en familia.
La frase seguida del exmandatario fue âColombia ha sufrido muchoâ. Llegó el almuerzo, un plato tÃpico de la región, el famoso mote de queso con chicharrón, ensalada patacones y arroz.
Hablamos de temas de paÃs. Jorge recordó que apoya al presidente Petro y que tal vez el único reparo que tiene es que ojalá se dé un acelerador para dar cumplimiento a la implementación del acuerdo de paz. El expresidente nos contó que ha tenido encuentros con el presidente Petro en el marco del diálogo, el respeto y de pensar en el paÃs, que jamás ha atacado a su familia ni le gusta ni comparte los ataques personales, pero que sà ve con preocupación el futuro de paÃs, la economÃa y la seguridad, tema que finalmente es transversal y necesario en esa búsqueda de paz, pues sin seguridad no hay nada.
Nos expresó que le inquieta mucho el discurso del presidente Petro frente a los colombianos que cada dÃa genera más diferencias entre unos y otros.
En la mesa se comparte más que comida
También hablamos de frivolidades, de la cotidianidad de los hogares cuando el amor toca a la puerta. En uno de esos momentos expresó que ya sabÃa por qué me habÃa enamorado de Jorge, pues le parecÃa inteligente y respetuoso.
Pasado el almuerzo, recordamos detalles del matrimonio, le contamos que no ha sido fácil que ninguno espera cambiar al otro, pero que somos honestos en nuestros principios, que nunca hemos peleado por polÃtica y que esperamos seguir, aunque parezca difÃcil y llegan ataques de todos los lados, generando encuentros que hablen de esa paz en la cotidianidad y del respeto en la diferencia. Ãl nos hizo saber que veÃa un matrimonio fuerte, incluso preguntó que para cuándo los hijos, tal vez fue ese el único momento donde Jorge no tuvo respuesta.
Encuentros que dejan una semilla
Después quisimos grabar un video del encuentro porque no era el interés de nadie que fuera secreto, al final un estrechón de manos honesto después de un recibimiento que fue muy amable. Cuando hay honestidad sobre la mesa nada puede ser distinto. ¿Las diferencias van a seguir? Por supuesto, sentarse con el que piensa distinto y conversar nunca es sinónimo de bajar cabeza o ceder, sino una muestra del talante democrático, de madurez y de priorizar el bien común por encima de las diferencias personales.
Estos encuentros se deben dar entre todos, son una semilla de cambio para todos. Por supuesto que genera comentarios a favor y en contra porque no estamos acostumbrados a vernos dialogar sin atacarnos, sin creernos enemigos, pero ese es el camino que urge como paÃs para reinventarnos.
Un encuentro en el que el mismo expresidente pasó los chicharrones, en el que existieron risas, en el que nadie dejó de ser quien es, en el que no se conversó por debajo de mesa. En el que creemos que cuando se escucha al otro se da un paso al reconocer que todos tenemos heridas y eso tal vez es lo que hay que sanar, escuchar relatos une partes de la historia que conectan mucho más.
Agradecimos el encuentro y regresamos a nuestra cotidianidad, esperanzados que algún dÃa sentarnos entre diferentes sea lo habitual, al final la paz es en el dÃa a dÃa cuando las acciones son honestas. El presidente dijo, âmuchachos tienen una familia muy bella, les felicito y ojalá sigan siempre recordando que eso es lo más importante. Fue para mà un gusto recibirlosâ y nos acompañó a la salida.
Por su parte, Jorge expresó, âgracias por el encuentro, a su señora Lina por el respeto, espero que algún dÃa el paÃs supere el desafÃo de la reconciliación y siempre demos pasos por una mejor Colombia en la que la verdad siempre nos unaâ.
Sonreà y me despedÃ, al final una llamada a mis padres en las que ellos agradecieron el encuentro y plantearon una invitación a su casa para conversar.
Fui la última en despedirme, en recordar que para esos encuentros es que debemos trabajar. No necesitamos dejar de pensar diferente para sentarnos con otros, solo tener voluntad de plantear con sinceridad conversaciones difÃciles que son necesarias.
Al final por no saber dar esas conversaciones es que este paÃs ha sufrido años de guerra. Puedo recordar que al hablar de hijos expresé que quiero que no sean de ningún extremo, ojalá como se dice sean tibios, sin embargo siempre desde las ideas y la humanidad que sean lo que quieran, eso sÃ, siempre lejos de la violencia.
Cuantas risas escuché, cuantos momentos me erizaron y al final dos hombres con convicciones honestas que se abrieron a conversar desde lo que nos hace reales a todo nuestro lado más humano. En toda familia debe haber personas con ideologÃas contrarias, dialogar es una necesidad para dejar de acabarnos entre los más cercanos.
Mi ejercicio de opinión siempre ha sido sincero porque creo que todos deberÃan hablar siendo honestos de sus creencias, pero, aunque tengo profundos reparos de este gobierno, y de tantos polÃticos, pienso que la agenda de construir un paÃs sin violencia arranca en el diario vivir, por lo que a quienes me preguntan si me sentarÃa con el presidente Gustavo Petro, les digo que sÃ.
Conversar no es ceder es madurez frente a un paÃs que por no aprender a tener conversaciones heterogéneas y por indiferencia se ha matado por años. Somos más que eso.
Las crÃticas siempre respetuosas. Una enseñanza que me llevo del exmandatario en el encuentro fue: âfuerte con los argumentos, suave con las personas porque la vida es larga y la intimidad de lo que es cada quien jamás se debe romperâ.
Este es un aparte de una crónica que tiene detalles e historia de la que seguramente después conocerán más. Cuando las etiquetas se van, el ser alumbra. Ojalá de uno y otro lado puedan leerlo sin odio, el paÃs es más que un debate de polarización en dos lados, necesita que nos escuchemos en medio de nuestros discernimientos.
Cierro con un poema de Piedad Bonett, la escritora colombiana que ganó el Premio Reina SofÃa de PoesÃa Iberoamericana.
Las cicatrices
âNo hay cicatriz, por brutal que parezca, que no encierre belleza. Una historia puntual se cuenta en ella, algún dolor. Pero también su fin. Las cicatrices, pues, son las costuras de la memoria, un remate imperfecto que nos sana dañándonos. La forma que el tiempo encuentra de que nunca olvidemos las heridas.â
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