Tres mujeres poderosas se juegan su futuro político (y el de la Unión Europea) en las elecciones a la Eurocámara que concluyen este domingo en los 27 Estados miembros. El triángulo formado por la alemana Ursula von der Leyen, la italiana Giorgia Meloni y la francesa Marine Le Pen encarna a la perfección los dilemas que se dirimen en estos comicios, marcados por un fuerte avance de la derecha radical y la ultraderecha en todo el continente. El telón de fondo es particularmente desafiante para la UE: dos guerras simultáneas en el vecindario (la de Ucrania y la de Gaza), el riesgo de un regreso de Donald Trump y su aislacionismo a la Casa Blanca y una China cada vez más agresiva.
La ‘fiesta democrática’ de la UE comenzó el jueves en Países Bajos y se clausura este domingo a las 23:00 horas con el cierre de los últimos colegios electorales en Italia, momento a partir del cual se empezarán a publicar los resultados. Un total de 360 millones de personas en toda la UE están convocadas a las urnas para elegir a 720 eurodiputados (15 más que en 2019), que se distribuyen entre los Estados miembros en función de su población. Alemania es el país que envía más diputados a Estrasburgo (96) y Chipre, Luxemburgo y Malta los que menos (6). España elige a 61. Las elecciones europeas se consideran ‘de segundo orden’ y la participación tiende a ser baja: se situó en el 50,7% en 2019.
Todos los sondeos pronostican un brusco giro a la derecha en el Parlamento Europeo para la próxima legislatura. El Partido Popular Europeo (en el que milita Von der Leyen) ganará los comicios con holgura (173 escaños), por delante de los socialistas europeos (143 escaños), según la encuesta de encuestas que elabora Politico. Las dos fuerzas mayoritarias conservan posiciones respecto a los anteriores comicios de 2019. Se desploman los liberales de Renew (hasta los 75 escaños, frente a los 102 actuales) y sobre todo los Verdes (41 escaños, frente a los 72 actuales).
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La gran novedad es el auge de las fuerzas de derecha radical, que podrían hacerse con hasta el 25% de los escaños del nuevo Parlamento. Estos partidos han encabezado los sondeos en nueve Estados miembros (entre ellos Francia, Italia, Austria, Hungría, Países Bajos o Polonia) y figuran en segundo o tercer lugar en otros nueve países. En su pugna interna, el ganador es el grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), liderado por Meloni y en el que militan también Vox y los polacos de Ley y Justicia: Politico les adjudica 76 escaños.
El segundo grupo de ultraderecha en la Eurocámara, Identidad y Democracia, que tiene como jefa a Marine Le Pen, se quedaría con 67 eurodiputados, tras haber expulsado a Alternativa para Alemania por considerar a este partido excesivamente radical. En Identidad y Democracia están también la Liga de Matteo Salvini, el PPV de Geert Wilders o el FPÖ austríaco. Finalmente, las encuestas auguran otra victoria para Viktor Orbán en Hungría, que ahora figura en los No Inscritos pero que podría mover ficha tras el 9-J.
Aunque en la UE son los Gobiernos nacionales -y no la Eurocámara- los que acaparan una mayor cuota de poder y marcan la dirección política, este viraje a la derecha complicará la aprobación de nuevas normas verdes y de lucha contra el cambio climático, como ya se vio en la recta final de la legislatura. Y podría traducirse en un endurecimiento adicional de la política migratoria, la otra prioridad que suscita un consenso absoluto entre fuerzas por lo demás muy divididas entre sí. El peor escenario sería que los ultras logren una minoría de bloqueo capaz de paralizar la Eurocámara.
Ursula von der Leyen
La que más podría perder este 9-J es Ursula von der Leyen. Si a principios de año parecía tenero todo a su favor para repetir un segundo mandato como presidenta de la Comisión, en las últimas semanas ha protagonizado tropiezos sonados que ponen en duda su continuidad. Von der Leyen necesita en primer lugar que los líderes europeos la designen (por mayoría cualificada) en la cumbre del 27 y 28 de junio. Y a continuación debe ser ratificada por mayoría absoluta (361 votos) en la nueva Eurocámara, en una votación (secreta) que se celebrará probablemente el 18 de julio.
“Estoy segura de que cuento con el apoyo de muchos líderes, ellos me conocen y conocen mi experiencia”, dijo Von der Leyen el jueves en un acto de campaña en Oporto. Hasta ahora, sólo Viktor Orbán ha anunciado que votará en su contra. Pero el francés Emmanuel Macron tiene dudas por la decisión de la alemana de presentarse esta vez como candidata del PPE, lo que a su juicio compromete su papel arbitral. De hecho, en la prensa europea se ha filtrado que Macron prefiere al expresidente del BCE, Mario Draghi.
Si supera este primer escollo, Von der Leyen necesitará construir una “coalición amplia” en la Eurocámara. Populares, socialistas y liberales (la ‘gran coalición’ que le ha sostenido durante su primer mandato) sumarían en principio 389 votos. Pero en Estrasburgo no impera la disciplina de partido y se esperan muchas defecciones, por lo que su mayoría absoluta está en riesgo. En 2019, la alemana fue confirmada por un margen de apenas 9 votos.
Eso es lo que explica el acercamiento de Von der Leyen a Meloni, ya que quiere tener los votos de Hermanos de Italia (hasta 25 escaños según las encuestas) como red de seguridad. Una alianza que por otro lado podría costarle el apoyo de socialistas y liberales, que sostienen que no aceptarán pactos con la ultraderecha.
Giorgia Meloni
La primera ministra italiana es la gran ganadora del 9-J incluso antes de que se abran las urnas. De ser una apestada por su radicalidad y antieuropeismo, Meloni se ha convertido ahora en la kingmaker de Bruselas. La líder que tiene más jugadas posibles, con capacidad para decantar la orientación de la próxima legislatura. Von der Leyen la corteja para que se sume a la gran coalición. Macron también quiere reclutarla para su plan de tumbar a la alemana y colocar en su lugar a Mario Draghi. Marine Le Pen le ofrece sumar fuerzas en un supergrupo único de extrema derecha.
Desde su llegada al poder, Meloni se ha comportado en Bruselas como una líder pragmática. Se sumó al consenso en reformas centrales como el Pacto de Migración y Asilo, las nuevas reglas fiscales o las sanciones contra Rusia y el envío de armas a Ucrania, distanciándose de otros Gobiernos ultras como los de Hungría o antes Polonia. “Es claramente proeuropea”, dice de ella Von der Leyen. Al mismo tiempo, la primera ministra italiana se mantiene fiel a sus alianzas con Vox y otras fuerzas eurófobas.
Así lo demostró en el cónclave de partidos de ultraderecha organizado en Madrid el 19 de mayo. En un combativo discurso, Meloni dibujó a la Unión Europea como “un gigante burocrático que pretende regular todos los aspectos de nuestra vida” y que quiere “obligar a sus ciudadanos a acoger a masas de inmigrantes irregulares en contra de su voluntad” en lugar de proteger sus fronteras exteriores. Frente a las ofertas de unos y de otros, la primera ministra italiana se deja querer pero mantiene sus opciones abiertas.
Marine Le Pen
Aunque ganará con claridad las elecciones con Francia, la presidenta de la Agrupación Nacional es la figura con menos margen de maniobra tras el 9-J. Su objetivo principal tampoco es Estrasburgo, sino seguir blanqueando su imagen de cara a las presidenciales de 2027.
Su propósito de constituir un super grupo único de extrema derecha en la Eurocámara -cuyo primer objetivo sería tumbar la reelección de Von der Leyen, que ya ha dicho que nunca colaboraría con ella por sus vínculos con Vladímir Putin– tiene pocos visos de prosperar debido a las disputas y rencillas personales que dividen a estas fuerzas.
Para Meloni, estar en el mismo grupo que Le Pen significaría enemistarse con la mayoría de los líderes europeos, incluidos Macron, Von der Leyen y Scholz. También renunciaría a su papel de puente entre los Conservadores y Reformistas Europeos y el Partido Popular Europeo. Un dilema que empezará a resolverse a partir de este lunes 10 de junio.
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