alos más jóvenes que nacieron en Venezuela les tocó nacer en un país democráticamente roto, sin equilibrio de poderes, sin libertad de expresión. Quienes han intentado revertir la situación han sido objeto de amenazas, persecución, privación de la libertad, exilio y hasta la muerte.

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La esperanza de un nuevo aire político se desvaneció con cada derrota de quienes se atrevieron a cambiar las cosas. Pero en las próximas elecciones hay una figura que mantiene viva la ilusión e insiste en traer de vuelta la democracia en Venezuela: María Corina Machado, una ingeniera industrial, profesora y mamá de 56 años.

Machado comenzó su camino político en 2002, cuando creó la organización Súmate, que impulsó un referendo para revocar el mandato del entonces presidente Hugo Chávez. 

En 2011 llegó como diputada de la Asamblea Nacional por el estado de Miranda (ha sido la candidata más votada en la historia), donde encaró a aquel mandatario intocable, que era casi como un dios.

 

Machado enfrentándose en 2012 a Hugo Chávez

Foto:Captura de pantalla

“Cómo puede usted hablar de que respeta al sector privado, cuando se ha dedicado a expropiar, a insultar, a robar las propiedades de empresarios, comerciantes, hasta pequeñas posadas a las que ni siquiera se les ha resarcido su propiedad”. Esa increpación a El Comandante fue el inicio de un largo historial de amenazas y persecución.

“Águila no caza mosca”, exclamó el entonces presidente antes de proseguir con su discurso, que se extendería por más de ocho horas.

En las primarias de la oposición de 2012, Machado quedó de tercera con 3,7 por ciento de los votos. En ese momento se la consideraba muy radical en su defensa de una reducción del papel del Estado y la promoción del libre mercado.

Y, en marzo de 2014, perdió su curul en la Asamblea por haber aceptado el cargo de representante alterna de Panamá ante la OEA. La decisión fue una interpretación del presidente de la corporación, Diosdado Cabello, que fue ratificada por las autoridades judiciales.

La lider de la oposición, María Corina Machado (i) junto a el candidato presidencial, Edmundo González (c) participan en un acto de campaña este sábado en Valencia.

Foto:EFE/ Ronald Peña

La era Maduro

 La muerte de Hugo Chávez, el 5 de marzo de 2013, y su orden de reemplazo en manos de Nicolás Maduro como presidente interino marcaron un antes y un después en la historia del país. Días después del fallecimiento de El Comandante, se celebraron elecciones extraordinarias y Maduro ganó por un estrecho margen. 

En 2018 fue reelegido en una contienda que la mayoría de organismos y medios occidentales cuestionaron, pero que el Gobierno defendió como legítima.

Bajo su liderazgo, el país ha pasado por numerosas dificultades económicas, principalmente a raíz de las sanciones estadounidenses.

 El 51,9 por ciento de la población se encuentra en condiciones de pobreza y más de 7,7 millones de venezolanos han emigrado, entre ellos los tres hijos de Machado.

A diferencia de 2012, la opositora llega a las elecciones del 28 de julio como una figura que promete unir. 

En las primarias de octubre de la oposición, Machado ganó con el 92,5 por ciento de los votos. Para lograrlo, la exdiputada moderó su discurso, según el politólogo Carlos Zambrano.

 “Entendió que, si bien es importante el apoyo de afuera, en esta oportunidad necesitaba el soporte de los venezolanos”, dijo.

Hoy es el fenómeno electoral más arrollador en Venezuela desde Hugo Chávez en 1998. Desde que ganó, Machado llena plazas públicas y moviliza a cientos de miles de personas en las calles donde se siente un fervor por su nombre. 

Una mujer sostiene un cartel durante un acto de campaña del candidato a la presidencia de Venezuela, Edmundo González Urrutia, este miércoles, en Puerto La Cruz (Venezuela). La líder de la oposición María Corina Machado dijo que González Urrutia como presidente, llegará el “cambio real” para los empleados públicos, ahora “sometidos a un régimen que los ha empobrecido”.

Foto:EFE/MIGUEL GUTIÉRREZ

Atemorizado por la fuerza que ha tomado, el oficialismo ha buscado a toda costa rebajar el fanatismo que provoca. Primero, la inhabilitó para ejercer cargos públicos por 15 años, por lo que se vio obligada a traspasar su capital político y candidatura al diplomático y académico Edmundo González Urrutia (74 años). Y, más recientemente, tanto ella como su equipo de trabajo y simpatizantes han recibido amenazas y represiones.

El jueves pasado, Machado denunció que los vehículos en los que se desplaza fueron vandalizados y los frenos cortados. También esta semana, la exdiputada comunicó que su jefe de seguridad fue detenido por presunta violencia de género.

“La campaña de Maduro es responsable de cualquier daño a nuestra integridad física. No nos detendrán”, dijo cuando comunicó la noticia de su esquema.

“La única manera de que Maduro pueda quedarse en el poder en Venezuela es a la fuerza, los votos no los tiene”, afirmó la política en entrevista con este diario.

Machado también cuenta con una restricción de movilidad.

No puede salir del país y tampoco puede tomar vuelos nacionales. Todos sus movimientos son por tierra. Tampoco tiene cuentas bancarias, y cada establecimiento en que come o se hospeda termina con una sanción tributara y clausurado.

 

Entendió que, si bien es importante el apoyo de afuera, en esta oportunidad necesitaba el soporte de los venezolanos. 

El gobierno de Maduro la acusa de ser “oligarca” por venir de una familia acomodada, y de “no querer” a Venezuela porque “pretende entregar la soberanía a Estados Unidos”. “En sus inicios, la gente veía a Machado como una mujer radical, con ideas que no encajaban con los intereses de los venezolanos.

El chavismo vendió la idea de que era una mujer culta, de las élites, que despreciaba a los pobres, y esa imagen la tuvo que cargar por años”, dijo a EL TIEMPO un dirigente vecinal de una zona popular de Caracas que, ante la arremetida del régimen de los últimos días, prefirió resguardar su identidad.

El chavismo siempre hacía burlas y el mismo Diosdado Cabello, ahora vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, la apodaba “María Violencia”, cada vez que la nombraba en su programa de televisión Con el mazo dando.

Sin embargo, el chavismo la subestimó cuando empezó a perfilarse a finales de 2022 como el nuevo rostro de la oposición, tras la decepción que representó Juan Guaidó, que se autoproclamó presidente de Venezuela y fue reconocido por decenas de países, pero poco logró por la transición democrática.

Inicio de campaña electoral en Venezuela.

Foto:EFE y AFP

El poder ciudadano

 

Los años de recorrer el país le dieron frutos: logró unir a la oposición fragmentada, convenció a los indecisos y movilizó a los venezolanos a las urnas en las primarias. Entre abril y mayo, un estudio de opinión al que EL TIEMPO tuvo acceso mostró una apertura de los sectores populares a las ideas liberales de la opositora, algo inédito en Venezuela. Hoy, Machado es conocida como la Dama de Oro.

Pese a los amedrentamientos, Machado, junto con Edmundo González, no para. En la recta final ha encontrado más resistencia de las fuerzas oficialistas. Cada movimiento suyo es seguido por el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin). Según la ONG Foro Penal, 102 simpatizantes o cercanos a ella han sido encarcelados este año.

Para Julio Borges, opositor venezolano en el exilio, su excompañera en la Asamblea “tiene una fortaleza que la ha demostrado en todos los desafíos que ha tenido que enfrentar. Luchando contra un poder que tiene toda la violencia, todas las leyes, toda la represión.

La certeza de estar luchando por los ideales correctos le da la fuerza, no solo ella sino a todo el pueblo venezolano y a Edmundo González, para seguir adelante”, afirmó a EL TIEMPO.

Borges insiste en que todas las acciones que ha ejecutado el régimen en contra de la líder opositora solo muestran el “desespero” en el que están inmersos. “Lo único que le queda es la fuerza bruta y acude a este tipo de cosas que es la detención de los dirigentes, la detención de las personas que están en la campaña o tratar de amedrentar a María Corina”, opinó el opositor.

La mayoría de las encuestas de firmas reconocidas y con trayectoria dan como ganador a Edmundo González. Delphos presentó el miércoles su último estudio junto con el Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello, revelando que, en cualquiera de los escenarios de participación (alta, media alta o moderada), existe una diferencia que aventaja a González sobre Maduro por entre 20 y 34 puntos. Por supuesto, la presión internacional también está sobre Maduro, pero eso parece que poco convence al régimen.

Jorge Rodríguez, jefe del comando de campaña de Nicolás Maduro, denunció el viernes pasado un supuesto complot de los medios de comunicación internacionales para ayudar a la oposición venezolana a desconocer los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio. A lo que se suma una amplia campaña de desinformación y bloqueos de portales web.

“Quiero que mi hijo regrese”, “Devuélveme a mi familia”, “No quiero migrar” son peticiones que le hacen a Machado en cada lugar que visita. La gente sabe que ella no es la candidata, pero está convencida de que, sin la exdiputada, la oposición no hubiera logrado llegar a esta elección de la que tiene la delantera, pero que no está resuelta por las dudas sobre si Maduro aceptará una eventual derrota.

“Nos dijeron que era imposible llegar hasta aquí, que era imposible conseguir un candidato, que era imposible montar las estructuras de defensa del voto sin dinero, que era imposible lograr este movimiento sin medios, y miren todo lo que estamos haciendo. 

Lo que está pasando en Venezuela es inédito y es la demostración de que una vez que un pueblo decide cambiar y se organiza, al final, todo lo que parecía inamovible empieza a ceder”. Machado está decidida a ser la cara que le cambie la historia a Venezuela con el regreso de la democracia y de los millones de migrantes al país.

ANA MARÍA RODRÍGUEZ BRAZÓN – CORRESPONSAL EL TIEMPO – CARACAS

 STEPHANY ECHAVARRÍA –  EDITORA INTERNACIONAL-   BOGOTÁ

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