Mucho se habló, en las últimas horas, de algunos comentarios agresivos del exfuncionario kirchnerista Guillermo Moreno hacia el periodista Iván Schargrodsky, a quien el siempre polémico exsecretario de Comercio le preguntó si tenía “algún complejo” o se sentía “minusválido” por su condición de judío.
Pues bien: días después de ese áspero intercambio, y a pesar de que varios de los dirigentes cercanos a su pensamiento expresan a menudo posturas nacionalistas que bordean la discriminación, Moreno estuvo presente el jueves en el acto por el trigésimo aniversario del atentado a la AMIA.
¿Cómo ocurrió? “Nos enteramos por una tercera persona de que él se preguntaba por qué no lo invitábamos. Entonces lo invitamos y vino”, contaron, entusiasmados, desde la dirigencia de la entidad que encabeza Amos Linetzky. Contentos por sumar a Moreno, y generar de ese modo un acercamiento hacia un dirigente del peronismo histórico, organizadores del acto comentaron que el exsecretario de Comercio prefirió el bajo perfil: luego de participar del desayuno reservado para autoridades nacionales y comunitarias, antes del acto y dentro del edificio, prefirió no llegar a las cercanías del escenario, donde sí estuvieron el presidente Javier Milei y los ministros del gabinete nacional.
“Estuvo atrás de todos, sin mostrarse”, afirmaron testigos de la presencia del dirigente peronista, que en el encuentro previo charló animadamente con el procurador de la Corte bonaerense, Julio Conte Grand.
La llegada de Moreno a Pasteur al 600 tuvo en la semana otro antecedente importante y sugestivo: la reunión del martes entre el gobernador bonaerense Axel Kicillof con el gran rabino de la AMIA, Eliahu Hamra, en la sede gubernamental de La Plata, donde repasaron temas de la agenda común.
El ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, estuvo dos días después, también mezclado con la multitud, en el emotivo acto de recordación de las 85 víctimas del atentado de julio de 1994. “También nos llevamos bien con el peronismo y el kirchnerismo”, afirmaron fuentes comunitarias, contentas por el doble logro.
Una mezcla de sorpresa y curiosidad generó en distintos habitués de la Casa Rosada ver al joven asesor presidencial Santiago Caputo, días atrás, caminando por los pasillos mientras se tomaba con gestos de dolor una de sus muñecas. La molestia, se supo minutos después, tenía que ver con uno de los deportes preferidos del influyente “monotributista”: la práctica de tiro. “Le dolía porque había practicado mucho en esos días”, coincidieron algunos interlocutores de Caputo, que día a día parece extender su influencia en distintos ámbitos de la gestión.
Además de tiro –nadie pudo saber dónde ni desde cuándo se ejercita en esa disciplina–, Caputo reconoce otra afición, compartida con su antiguo conocido, hoy algo distante, el expresidente Mauricio Macri: el golf, aunque el propio consultor reconoce no manejar aún los secretos de ese deporte. El martes, Caputo se cruzó en la Casa Rosada con Sergio Neiffert, a cargo de la renovada y estratégica SIDE, y defensor ante propios y extraños de los nuevos logos de una de las divisiones de la entidad, con un llamativo triángulo con un ojo dentro.
En tiempos de alineamiento total con Estados Unidos e Israel, y apoyo sin retaceos del presidente Javier Milei a Ucrania en su defensa contra la invasión rusa, la imagen no dejó de llamar la atención. Marcela Pagano, joven diputada nacional libertaria con extenso pasado en los medios de comunicación, encabezó días atrás en la Cámara baja la primera reunión de la comisión de amistad parlamentaria entre Argentina y la Federación Rusa de Vladimir Putin.
¿Cómo se explica? “Los diputados podemos avanzar en muchas cosas que la Cancillería y el Gobierno no. Sobre todo en temas económicos y de comercio: ellos nos quieren vender vodka, nosotros vino”, contaron cerca de la diputada, quien lejos de tomar una actitud de rebeldía cree que este acercamiento parlamentario puede traer dividendos. “Las elecciones en Estados Unidos las va a ganar [Donald] Trump, y con él se termina la guerra entre Rusia y Ucrania. Hay que estar bien posicionados cuando llegue ese momento”, la escucharon reflexionar a la diputada, sin críticas aparentes al accionar de Putin.
Había culminado la conferencia de prensa en la que el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, presentó junto a varios de sus funcionarios más cercanos una serie de modificaciones para alentar inversiones extranjeras, con apoyo de la IGJ que encabeza el jurista Daniel Vítolo. El ministro, que leyó prácticamente todo lo que dijo en esa conferencia, intentaba salir del renovado Salón de los Patriotas de la Casa Rosada, cuando fue nuevamente abordado por la prensa, esta vez para que respondiera algunas cuestiones urticantes. “¿Qué pasa con el pliego de Ariel Lijo?”, “¿Habrá aumento de los miembros de la Corte Suprema?”, le preguntaron al ministro, que mientras atinaba a responder con monosílabos se iba moviendo detrás de una larga mesa que lo separaba de los periodistas.
Cuando llegó al final de la mesa, y ante la sorpresa general, el ministro optó por regresar al centro del salón, siempre sin responder a las consultas más polémicas, y lejos de aquella diaria gimnasia mediática bien aceitada en los años 90, durante sus tiempos de abogado del denominado caso Coppola.
Tierra de fenómenos cósmicos siempre misteriosos, la provincia de Chaco vive los primeros meses –luego de 16 años de dominio del PJ– sin el exgobernador Jorge Capitanich como protagonista excluyente de la agenda. Además de intentar sanear las golpeadas finanzas provinciales, el gobernador radical Leandro Zdero envió a la legislatura la adhesión provincial al Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI), y se ocupó de algo más: recuperar meteoritos robados de Campo del Cielo, el mayor cementerio de meteoritos del mundo.
¿Cómo es eso? Resulta que, años atrás, desaparecieron de allí varios y voluminosos meteoritos, dos de los cuales terminaron en el museo Serrano de Paraná, Entre Ríos. Velozmente, el gobernador radical habló con el mandatario macrista, Rogelio Frigerio, y gracias a su sintonía política acordaron el espectacular traslado, que incluyó grúas y un gran despliegue logístico. La ofensiva de Zdero, vía su secretario general, Livio Gutiérrez, no queda ahí: le reclamará a Chile por otros meteoritos robados que terminaron en el país vecino gracias a un traficante venezolano. ¿Hablarán con el presidente chileno Gabriel Boric?
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