En 2023, el 25% de los niños carecía de vacunas esenciales (Imagen Ilustrativa Infobae)

La vacunación infantil en todo el mundo enfrenta una crisis sin precedentes, con uno de cada cuatro niños sin las vacunas esenciales, lo que representa el mayor descenso global en la última década. Esta disminución se ha visto impulsada por la desconfianza en las vacunas, agravada por la pandemia de COVID-19, junto con problemas de acceso y la proliferación de información errónea y contraria a la ciencia.

Como resultado de este combo, enfermedades que se consideraban erradicadas, como el sarampión, la difteria y la polio, están resurgiendo. Los expertos, por su parte, no se quedan de brazos cruzados, sino que están reclamando y, a la vez, elaborando acciones urgentes y coordinadas para fortalecer la confianza en las vacunas y asegurar la protección de la salud desde la infancia.

Varios factores permiten comprender el panorama actual de la vacunación en el mundo.

De acuerdo con los calendarios de vacunación disponibles en América Latina, 25 enfermedades son prevenibles a través de la vacunación.

“Se ha reducido un 50% la mortalidad y se salvaron 5 vidas por minuto gracias a las vacunas en los últimos 25 años”, dijo el presidente de la Sociedad Latinoamericana de Vacunología (SLV), José Brea del Castillo, médico infectólogo pediatra dominicano, tal como publicó Infobae, y puso como ejemplo que “una bacteria que hace 20 años era la principal causa de inflamación de las meninges, produciendo muertes en los niños menores de 1 año, ha sido prácticamente eliminada gracias a la vacuna”.

Y como para mostrar cuán crucial es esta herramienta de salud pública, es bueno recordar que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), previene entre 3,5 y 5 millones de muertes al año por enfermedades como la difteria, el tétanos, la tos ferina, la gripe y el sarampión.

El mismo informe encontró que, en 2023, sólo el 83% de los niños en el mundo recibieron la primera dosis de la vacuna contra el sarampión y el 74% recibió la segunda dosis (CHRISTOPHER BADZIOCH / CHBD)

La disminución de las tasas de vacunación ha contribuido a una dramática caída en la esperanza de vida en América Latina y el Caribe. En ese sentido, la ONU ha mostrado que la expectativa de vida ha disminuido en 2,9 años desde el inicio de la pandemia, pasando de 75,1 años en 2019 a 72,1 años en 2021.

De acuerdo con el último informe de OMS y Unicef, tal como publicó Infobae, en 2023, la cobertura mundial de inmunización infantil se estancó, por lo que 2,7 millones de niños adicionales quedaron sin vacunar o subvacunados en comparación con 2019.

Así, en 2023, el porcentaje de niños que recibieron las tres dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tos ferina (DTP) se mantuvo en un 84%. Sin embargo, el número de niños que no recibieron ni una sola dosis de la vacuna DTP aumentó de 13,9 millones en 2022 a 14,5 millones el año pasado.

El mismo informe encontró que, en 2023, sólo el 83% de los niños en el mundo recibieron la primera dosis de la vacuna contra el sarampión y el 74% recibió la segunda dosis. La baja cobertura ha contribuido a brotes de esa enfermedad en 103 países durante los últimos cinco años. Además, la cobertura global de la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) entre las niñas aumentó del 20% en 2022 al 27% en 2023. Sin embargo, sigue estando muy por debajo del objetivo del 90%, que logró solo el 56% en países de ingresos altos y el 23% de los de ingresos bajos y medianos.

Una aproximación a lo que ocurre en América Latina se refleja en los datos que OMS y Unicef dieron respecto de Argentina, México y Colombia. En el primero de estos países, la cobertura de la vacuna DTP cayó significativamente del 83% en 2019 al 64% en 2023, con fluctuaciones intermedias. En contraste, México experimentó una mejora en la cobertura de ese mismo inmunizante, ya que pasó del 82% en 2019, al 85% en 2023, después de una caída al 72% en 2020 y una recuperación gradual en los años siguientes. Por su parte, Colombia mostró una recuperación constante ya que mejoró del 88% en 2020, al 90% en 2023.

La desconfianza en las vacunas aumentó a causa de la pandemia de COVID-19

La devastadora pandemia de COVID-19 tuvo coletazos en otras enfermedades. Según datos de la OMS y Unicef, solamente en 2020 provocó la cancelación o el riesgo de cancelación de al menos 30 campañas de vacunación contra el sarampión, lo que aumentó el riesgo de nuevos brotes. Tres cuartas partes de los 82 países relevados por UNICEF, la OMS y la Alianza para las vacunas (GAVI) habían sido afectados sus programas a causa de la pandemia hasta mayo de 2020. Las razones fueron variadas, ya que aún con los servicios disponibles, la población enfrentó dificultades para acceder a ellos debido a la reticencia a salir de casa, interrupciones en el transporte, problemas económicos, restricciones de movilidad o miedo a contraer COVID-19.

La exdirectora Ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, quien cumplió esa función durante la pandemia, aseguró que el “COVID-19 ha transformado la vacunación sistemática en un desafío enorme” y advirtió que “es crucial evitar una mayor disminución de la cobertura de vacunación y reanudar de manera urgente los programas de inmunización para que la vida de los niños no se vea amenazada por otras enfermedades. No podemos permitir que una crisis de salud se convierta en otra”.

Por la caída en las tasas de vacunación se corre el riesgo de resurgimiento de enfermedades como la difteria (CDC)

A pesar del éxito de las vacunas a lo largo de toda su historia, y en conflicto con la evidencia científica, el escepticismo en torno de la inmunización ha brotado con fuerza en algunas regiones del mundo, ya sea por el discurso antivacunas, como por el desinterés de muchos sectores que no ven el peligro de la reaparición de enfermedades y consideran que ya no es necesario usar esa herramienta de salud.

Esto ha hecho pensar a los médicos que, en verdad, las vacunas están siendo víctimas de su propio éxito, ya que al haber controlado enfermedades graves, muchas personas no las perciben como un riesgo cierto, en consecuencia consideran que ya no es imprescindible vacunarse y vacunar a sus hijos en tiempo y forma.

Al respecto, lo que ocurre en Argentina puede ser un buen ejemplo de la situación en otras regiones del continente. La Fundación Bunge y Born presentó en 2023 los resultados del Índice de Confianza y Acceso a las Vacunas (ICAV) 2022, en un contexto de caída de las tasas de vacunación global.

La cobertura de la vacuna DTP cayó del 83% en 2019 al 64% en Argentina (EFE/ Antonio Lacerda)

De manera general, este estudio indicó que la confianza de los argentinos en las vacunas fue de 85,9 puntos, un leve aumento respecto de 2021, pero aún 8,3% por debajo de los niveles de 2019. Las tendencias varían según la edad, ya que mientras la confianza aumentó en los grupos de 21 a 30 años y 31 a 40 años, bajó en mayores de 65 y jóvenes de 15 a 20 años, un dato “preocupante”, según Tomás Olego, magíster en Estadística matemática y fellow asociado en la investigación porque estos últimos grupos “próximamente serán los responsables de vacunar a los futuros niños”.

El estudio también reveló que uno de cada seis cuidadores recibió la recomendación de un profesional de la salud de no vacunar a su menor a cargo, algo estrechamente asociado con niveles más bajos de confianza y acceso a las vacunas. “Si tenemos en cuenta que el profesional de la salud es la figura de autoridad para los cuidadores entre temas de vacunas, se nos presenta una oportunidad de mejora como sociedad en este aspecto”, concluyó Julio Ichazo, coordinador de Proyectos de la Fundación.

Está claro que el retroceso en la cobertura de vacunación trae aparejado un riesgo para millones de niños y ha llevado al resurgimiento de enfermedades anteriormente controladas como difteria, sarampión y polio. Esto pone en peligro la vida de los niños de zonas más vulnerables y el bienestar general de la población.

Datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indican que la región de las Américas es la segunda del mundo con peor cobertura vacunal en la actualidad, cuando en 2010 fue la segunda región con mayor cantidad de vacunados. Más del 50% de los niños que nunca han recibido una vacuna en la región se encuentran en Brasil y México. Así, el riesgo de brotes de enfermedades prevenibles con vacunas en la región alcanza su nivel más alto en 30 años.

La OMS y Unicef instan a reanudar programas de inmunización tras la pandemia (EFE/André Coelho)

Según ONU y Unicef, el año pasado la baja cobertura en la vacuna antisarampionosa contribuyó a los brotes de esa enfermedad en 103 países durante los últimos cinco años. En 2023, sólo el 83% recibió la primera dosis y en la segunda la cifra cayó a 74%.

Se estima, por ejemplo, que la vacuna contra el sarampión en su historia y por sí sola salvó alrededor de 94 millones de vidas. “El caldo de cultivo de los brotes mundiales de sarampión de los que somos testigos hoy en día se estableció hace años”, explicó Fore, la Directora Ejecutiva de UNICEF. “El virus del sarampión siempre encontrará a niños sin vacunar. Si realmente queremos evitar la propagación de esta peligrosa pero evitable enfermedad, debemos vacunar a todos los niños tanto en los países ricos como en los pobres”.

Las cifras advierten que en los tres primeros meses de 2019 se registraron más de 110.000 casos de sarampión en todo el mundo, casi un 300% más que en el mismo período del año anterior, indicó la OMS. Se calcula que en 2017 murieron de sarampión unas 110.000 personas, en su mayoría menores de edad, lo que representa un aumento del 22% con respecto al año anterior.

Por otra parte, si bien las Américas fueron la primera región del mundo en eliminar la poliomielitis en 1994 y han sido históricamente un líder mundial en el control y la eliminación de enfermedades, “los programas nacionales de inmunización han sufrido numerosos reveses en la última década”, advirtió el Director de la OPS, doctor Jarbas Barbosa.

El retroceso en la cobertura de vacunación trae aparejado un riesgo para millones de niños y ha llevado al resurgimiento de enfermedades anteriormente controladas como la polio (Gettyimages)

El propio Barbosa resumió las razones de la baja en las tasas de inmunización al señalar que reúne una financiación insuficiente y no sostenible con el aumento de la reticencia a la vacunación debido a la desinformación, lo que diseña un panorama preocupante que vuelve clave colocar este tema en el centro del debate. Revitalizar la confianza en las vacunas dentro de la conversación pública es el primer paso para acercar a las personas de vuelvta a las salas de vacunación y prevenir enfermedades mortales.

Como dijo el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, “las vacunas se encuentran entre los inventos más poderosos de la historia, ya que hacen que enfermedades a las que antes se temía sean prevenibles”.

“Gracias a las vacunas, ahora hay más niños que sobreviven y prosperan después de su quinto cumpleaños que en cualquier otro momento de la historia”, recordó la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.

A finales del año pasado, uno cónclave en la ciudad de Bariloche, organizado por la prestigiosa Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica (SLIPE) y la Sociedad Latinoamericana de Vacunología (SLV) lanzó el debate y planteó cómo mejorar la confianza de la población y, en consecuencia, las tasas de vacunación en la región.

Escepticismo hacia vacunas, primer factor del descenso de tasas de vacunación

El médico infectólogo argentino Roberto Debbag, presidente de la SLIPE, remarcó a Infobae que “América Latina enfrenta un grave problema de salud pública que son los millones de niños que no completaron sus calendarios de vacunación o nunca fueron vacunados” y recordó que “la ciencia tiene las vacunas para prevenir estas enfermedades, pero se enfrenta a barreras como la falta de acceso, la desinformación y los movimientos antivacunas”.

El jefe de la Sección Infectología del CEMIC y director científico de la Fundación Vacunar, Pablo Bonvehí reconoció, por su parte, que ya antes del COVID-19 “las coberturas de vacunación a todo nivel habían empezado a disminuir, pero con la pandemia esto se profundizó y nos expone a la reemergencia de distintas enfermedades”. El experto argentino fue categórico al hacer un llamado a sus propios colegas, a través de las sociedades científicas: “Debemos transformarnos en referentes y fuente de consulta en el tema de vacunas”, afirmó.

Los especialistas que expusieron en ese cónclave coincidieron en que una de las causas de la caída en las tasas de vacunación es la falta de confianza en la importancia de las vacunas, algo que potenció la pandemia. Esta postura “anticiencia”, que se sostiene a pesar de las pruebas en contrario, puede provenir de preocupaciones de ciertos sectores en los eventuales efectos secundarios, en el discurso naturista, el rechazo a la obligatoriedad y a fallas en el sistema de salud, entre otros.

“Gracias a las vacunas, ahora hay más niños que sobreviven y prosperan después de su quinto cumpleaños que en cualquier otro momento de la historia”, recordó la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell (EFE/André Coelho)

El apoyo político y la financiación con la que cuentan los movimientos antivacunas agrava la situación ya que influye en el desplome del número de vacunados algo que sólo podrá revertir la participación y empoderamiento de la comunidad, la escucha social y la educación a favor de las vacunas, sostuvieron los expositores convocados al debate en Bariloche.

También la doctora María Luisa Ávila-Agüero, vicepresidenta de SLIPE, ex ministra de Salud de Costa Rica, uno de los expertos regionales que participaron del encuentro, destacó que “uno de los principales problemas de la post pandemia es la reducción en la confianza en las vacunas y la caída en las coberturas, poniendo a niños en riesgo de adquirir enfermedades que estaban controladas”.

“Debemos informar correctamente respecto de la confianza hacia las vacunas, enfatizar en la necesidad de mantener coberturas altas”, enfatizó la experta costarricense.

La doctora Miriam Calvari, médica infectóloga y miembro del Comité de Infectología de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), en una nota que publicó Infobae también dio su punto de vista sobre las razones de la baja en las tasas de inmunización en los niños: “Indudablemente, la caída obedece a múltiples factores como, entre otros, dificultades económicas para acceder al centro de salud, la escasez de recurso humano, horarios acotados, la disminución de las consultas y de los controles de salud que posibiliten la indicación de las vacunas correspondientes, falsas contraindicaciones, desconocimiento o baja percepción de riesgo por parte de la población, y factores vinculados a la falta de confianza”.

Ante esta situación, su par, Silvia Ruvinsky, Prosecretaria del Comité de Infectología de la SAP, se refirió a la campaña de este año de esa institución que tiene por objetivo “revitalizar los programas nacionales de inmunización dándoles prominencia en la agenda política”. Las vacunas “constituyen una de las estrategias sanitarias más efectivas” con lo cual, “uno de los desafíos más importantes sigue siendo sostener las coberturas adecuadas para lograr un control efectivo de las enfermedades prevenibles por vacunas”, resumió.

Las vacunas están siendo víctimas de su propio éxito” según estudios médicos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Finalmente, también la vacunación contra el COVID-19 es un tema de la niñez, aún cuando la mayor parte de las víctimas estuvieran entre los adultos mayores y las personas con patologías de base. Así lo explicó la doctora Ángela Gentile, infectóloga pediatra, Jefa del Departamento de Epidemiología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. “Es clarísimo que los niños vacunados tienen mejor evolución, menos hospitalización y menor mortalidad. Esto se ve en pediatría, pero también en adultos. Tenemos que bregar por integrar las vacunas COVID al Calendario Nacional de Vacunación y, por otra parte, instalar en la agenda pública que la vacunación pediátrica es clave”, dijo a Infobae en una nota reciente.

Para cerrar, el especialista en bioinformática Rodrigo Quiroga, del Instituto de Investigaciones en Físico-Química de Córdoba (INFIQC-CONICET) y la Universidad Nacional de Córdoba, advirtió que la “COVID-19 fue la enfermedad infecciosa que más muertes causó en la población pediátrica durante el año 2021”.

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By Diario

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