Sensación de “pensamiento lento”, confusión, dificultad para concentrarse, olvidos, nubosidad y problemas para comunicarse. Son síntomas característicos de la “neblina mental” y según los profesionales, pueden ser resultado de situaciones temporales como estrés y tensión. Sin embargo, cuando se prolongan en el tiempo y si se intensifican pueden tratarse de una patología de la función cognitiva.
Cuando no se detectan a tiempo y no se tratan, las capacidades cognitivas comienzan a disminuir; esto hace que se ponga en marcha el proceso de pérdida de memoria a corto y largo plazo.
El verdadero dilema que se presenta con las lagunas mentales es que sus síntomas pueden confundirse con otros tipos de malestares como por ejemplo: estrés, problemas de tiroides, depresión, diabetes, entre otros. Consecuentemente, los pacientes pasan por alto las “señales de alerta”, no buscan ayuda profesional y el cuadro empeora.
Estudios sugieren que los síntomas mencionados probablemente estén asociados con la inflamación y el flujo sanguíneo en el cerebro. En una investigación publicada en la revista Frontiers in Neuroscience se concluye que la luteolina -un flavonoide antioxidante que sirve para proteger a la inflamación de los tejidos del cuerpo humano- puede ayudar a disminuir la presencia de lagunas mentales al reducir la inflamación en el cerebro, limitar el estrés oxidativo, inhibir la actividad de los virus y mermar el deterioro cognitivo. En el escrito se destaca que el flavonoide puede ser elemental para mejorar la salud cerebral y que su consumo es de fácil acceso: se puede encontrar luteolina en alimentos naturales como verduras, frutos secos y en ciertas infusiones.
No existe aún un alimento “todopoderoso” que haga que el cerebro se regenere completamente y prevenga el deterioro cognitivo. Siguiendo esta misma línea, los profesionales de la salud suelen reparar en que la mejor estrategia para hacerle frente al envejecimiento mental es seguir un patrón de alimentación saludable que se caracterice por ser variado.
Para la licenciada en Nutrición, Mercedes Engemann, es cierto que la alimentación es un factor clave que puede potenciar o deteriorar el funcionamiento cerebral. “Una alimentación desequilibrada alta en ácidos grasos saturados, trans, pobre en vitaminas y minerales produce radicales libres -moléculas inestables que en ocasiones se acumulan en las células y dañan otras moléculas- que acentúan el deterioro cognitivo”, resalta.
En concordancia Lucia Zavala, médica neuróloga, señala que los alimentos no son simplemente calorías que tienen como función darle energía al cuerpo sino que también son información, “instrucciones en tiempo real que le damos al organismo y esto es esencial para tener una vida neurosaludable”, explica.
Actualmente, la evidencia científica demuestra que los alimentos que mejor le hacen al cerebro son -en su mayoría- los mismos que ayudan a proteger otras partes del organismo como: el corazón, los huesos, la piel y el sistema inmunológico.
Fermentados 🥛
Los alimentos fermentados pueden proporcionar varias ventajas para el cerebro. Esta es la conclusión que aparece al final de una revisión de 45 estudios titulada “Exploración de los alimentos fermentados con efectos beneficiosos sobre el cerebro y la función cognitiva”. En ella se comprobó que los alimentos fermentados podrían proteger el cerebro al mejorar la memoria y ralentizar el deterioro cognitivo.
Se trata de aquellos que se obtienen del proceso de convertir carbohidratos en alcohol o ácidos. Esta actividad de fermentación permite que los alimentos modifiquen su sabor al mismo tiempo que aumentan su vida útil. Algunos ejemplos son: yogur, queso, pan, kombucha, kéfir y el vinagre.
La Dra. Zavala valida esto y agrega que los probióticos -microorganismos vivos que al consumirlos proporcionan beneficios para la salud- que se encuentran en algunos alimentos fermentados ayudan a la mejora de la salud cerebral, pero también a la digestiva.
Hojas verdes 🍃
“Tienen antioxidantes y vitaminas liposolubles que protegen contra el deterioro cognitivo. Por ejemplo el brócoli tiene una alta concentración de vitamina K que es un elemento clave para la mejora de la concentración y la memoria -sobre todo en adultos mayores-”, declara la Lic. Engemann.
Otro beneficio que tienen es que son fuente de folato, una forma natural de vitamina B9 que es importante en la formación de glóbulos rojos. Según han comprobado investigaciones, la deficiencia de folato puede ser la base de ciertas afecciones neurológicas; por lo que aumentar la cantidad de la vitamina en el organismo tiene resultados beneficiosos sobre el estado cognitivo y es un factor necesario para la producción de neurotransmisores.
“Al ser ricos en antioxidantes, fibra y flavonoides activan mecanismos de disminución del estrés oxidativo; por ende, reducen la inflamación y la probabilidad de sufrir afecciones cognitivas como la demencia o la depresión”, dice Zavala.
Cafeína ☕
En un estudio publicado en The Journal of Nutrition, se comprobó que los participantes observados que tenían un mayor consumo de cafeína diario obtenían mejores resultados en pruebas de función mental. ¿Cómo lo constataron? Los expertos pidieron a un grupo de participantes que estudiaran una serie de imágenes y que luego, un grupo tomara un placebo y otro, una tableta de 200 miligramos de cafeína. Como resultado, observaron que los miembros del grupo de la cafeína pudieron identificar correctamente las imágenes al día siguiente a diferencia de quienes tomaron el placebo.
“Coincido en que estas infusiones pueden mejorar el estado cognitivo y mental ya que son ricas en antioxidantes y flavonoides por lo que potencian el funcionamiento cognitivo y la memoria”, detalla Engemann.
Pescado🐟
“Los pescados grasos son fuentes de ácidos grasos omega-3, grasas insaturadas saludables que se han relacionado con niveles sanguíneos más bajos de beta-amiloide que es la proteína que forma grumos dañinos en el cerebro de las personas con la enfermedad de Alzheimer”, revela un escrito de Harvard Medical School. En el mismo se aconseja consumir pescado al menos dos veces por semana.
Frente al interrogante de cuánto tiempo se los debería incorporar a la dieta para empezar a notar resultados, la Dra. Zavala asegura que cuanto antes se los incorporen y se cambie la alimentación, mejores serán los resultados. “Nunca es tarde para comenzar”, enfatiza.
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