El general boliviano Juan José Zúñiga fue detenido este miércoles tras encabezar un movimiento militar en la capital del país que el gobierno tildó de intento de golpe de Estado.

Zúñiga fue apresado en la sede del poder militar en La Paz, luego de que la Fiscalía abriera un proceso penal en su contra y emitiera una alerta migratoria para impedirle salir del país.

Mientras era arrestado, el excomandante de las Fuerzas Armadas pareció tratar de implicar al gobierno en el presunto intento de golpe.

“El presidente me pidió sacar los blindados”, dijo, sin presentar pruebas.

El mandatario Luis Arce había pedido a la ciudadanía que se organizara “en contra del golpe de Estado y en favor de la democracia” después de que tropas militares y tanquetas se apostaran frente a la sede de gobierno en La Paz e incluso entraran por la fuerza en el edificio.

“No podemos permitir que, una vez más, intentonas golpistas se lleven vidas bolivianas”, dijo en un mensaje a la nación acompañado de los miembros de su gabinete desde la sede gubernamental llamada Casa Grande del Pueblo, en la plaza Murillo de la capital.

Poco después, anunció la destitución de Zúñiga y el nombramiento de José Wilson Sánchez Velázquez como nuevo comandante del ejército.

Desde su nuevo cargo, Sánchez Velázquez llamó a los militares concentrados en la plaza a que abandonaran el lugar, tras lo que comenzó su repliegue paulatino.

“Pido, ordeno, dispongo, que todo el personal que está movilizado en las calles debe retornar a sus unidades. El señor general Zúñiga ha sido un buen comandante y le pedimos que no deje sangre derramada de nuestros soldados, no está bien”, aseguró.

La irrupción militar en la sede de gobierno en Bolivia

El momento de mayor tensión se vivió cuando una tanqueta rompió por la fuerza parte de la entrada al Palacio Presidencial (antigua sede del Ejecutivo, ubicado en la misma plaza) y Zúñiga entró al edificio fuertemente escoltado.

En videos difundidos en redes sociales, se observa cómo el presidente Arce se encara con Zúñiga en la entrada de la sede. “Repliegue todas esas fuerzas que tiene ahí afuera”, le ordenó, según difundieron medios locales.

Tras escasos cinco minutos en el interior, Zúñiga salió del palacio y entró a un vehículo blindado apostado en la plaza.

“Vamos a restituir la democracia y liberar a nuestros presos políticos. Todas las unidades en territorio nacional están acuarteladas”, aseguró después ante periodistas.

Antes de ingresar a la sede, el militar se había mostrado más beligerante al amenazar con “tomar” la sede del Ejecutivo y asegurar que “por el momento” reconocía a Arce como su autoridad.

“Una élite se ha hecho cargo del país, vándalos que han destruido al país (…) Estamos molestos por el ultraje que hay, ya basta”, dijo entonces el militar, quien aseguró que “pronto habrá un cambio de gabinete”.

Durante varias horas de tensión, grupos de soldados y varias tanquetas y vehículos blindados permanecieron apostados frente a la sede de gobierno después de desalojar la plaza en la que se encuentra.

Los militares utilizaron gas lacrimógeno para ahuyentar a personas que pretendían ingresar al lugar, en respuesta al llamado de Arce, y se escucharon varias detonaciones.

Cuando los soldados comenzaron a retirarse tras recibir la orden de su nuevo comandante, Zúñiga también abandonó la plaza Murillo, donde había permanecido en el interior de un vehículo militar.

“Llamamos al pueblo boliviano a movilizarse y a mantener la calma. Todos juntos vamos a derrotar cualquier intentona golpista”, insistió después Arce. “Los militares deben respetar nuestra organización política del Estado”.

Las reacciones ante las movilizaciones militares en Bolivia

El presidente Arce fue el primero en hacer un llamado de alerta sobre lo que estaba sucediendo. “Denunciamos movilizaciones irregulares de algunas unidades del Ejército Boliviano. La democracia debe respetarse”, escribió en la red social X (antes Twitter).

El exmandatario boliviano Evo Morales, también en un mensaje en X, denunció que “se gesta el golpe de Estado”.

La canciller de Bolivia, Celinda Sosa, denunció ante la comunidad internacional las movilizaciones “irregulares” de unidades del Ejército que “atentan contra la democracia, la paz y la seguridad del país”.

“Hacemos un llamado a la comunidad internacional, a la población boliviana a hacer respetar los valores democráticos y respaldar al gobierno de Luis Arce Catacora, constitucional y legítimo elegido por la voluntad soberana del pueblo boliviano”, afirmó Sosa a través de un video subido a X.

Mientras que la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) condenó lo que está sucediendo en Bolivia y apeló a que el Ejército se someta “al poder civil legítimamente elegido”.

Luis Almagro, secretario general de la OEA, se pronunció desde Asunción y rechazó la situación: “La comunidad internacional, la OEA y la secretaría general de la OEA no tolerarán ninguna forma de quebrantamiento al orden constitucional legítimo en Bolivia, ni en ningún otro lugar.”

El representante de Bolivia ante la OEA, Héctor Arce, pidió durante una sesión tratar este hecho “con la debida responsabilidad y seriedad”.

“Esta es una situación de emergencia. No teníamos en Latinoamérica golpes militares hace más de 40 años y yo solicito que sea tomada con la debida responsabilidad y seriedad por parte de la Organización de Estados Americanos, cuyo fin supremo debe ser siempre la defensa de la democracia”, apuntó el representante boliviano.

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Por Diario

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