Celine Dion es una diva de la canción, dueña de una voz que despierta los sentidos y una energía electrizante cuando está arriba de un escenario. Sin embargo, tras más de cuatro décadas de carrera musical también quiere que el mundo conozca la otra cara de su historia. Esa que vive en la intimidad, lejos de sus fans y los conciertos que tanto adora, mientras enfrenta su batalla más personal tras ser diagnosticada con síndrome de la persona rígida en 2022, una rara condición neurológica que le produce “espasmos severos” y la obligó a cancelar sus conciertos. Y lo hace con Soy Celine Dion, un documental disponible en Amazon Prime Video donde despeja el velo del estrellato para mostrarse más vulnerable que nunca. Y dejar una importante lección en el camino.

Dirigido por Irene Taylor (Scouts: La historia oculta), este documental no es un repaso de su vida y logros musicales. Tampoco es un testamento a su carrera, sus canciones, récords o ventas, ni se trata de otro ejemplo de la típica megalomanía de estrella, sino de una verdadera carta de amor a la magia de la pasión, su fortaleza y espíritu inquebrantable mientras ofrece una mirada desgarradoramente cruda hacia su trágica realidad.

Celine Dion abre las puertas de su casa para mostrar su cruda verdad, sin maquillaje, a veces melancólica y otras avergonzada, mientras recuerda la pasión musical que le corre por las venas. Se percibe cada vez que habla de ello, que escucha una canción, que canta o lo intenta, mostrando cómo se le iluminan los ojos ante la primera nota musical. Soy Celine Dion es un documental simplista y emotivamente efectivo que posa los lentes de la cámara en la cantante durante su momento más vulnerable, recluida en su hogar junto a sus hijos y con asistencia médica, sin poder cantar como antes, ni bailar, subirse a un escenario o, a veces, siquiera caminar.

Celine Dion explica que se identifica con su voz. Que dejó que sus cuerdas vocales guiaran su existencia durante toda su vida, sin embargo, cuando los síntomas comenzaron a empeorar, cuando la medicación no dejaba de aumentar, tomando entre 80 y 90 miligramos de Valium al día y las excusas para cancelar conciertos se iban agotando, supo que era hora de contar la verdad.

“La mentira era muy pesada”, afirma entre lágrimas para explicar el momento que decidió cancelar todos los shows y anunciar al mundo su diagnóstico a través de un comunicado oficial en diciembre de 2022.

En un principio el documental peca de abrir una ventana hacia una vida evidentemente privilegiada, con acceso a especialistas y tratamientos médicos, un hogar amplio y cuidados constantes. Sin embargo, pronto descubrimos que Celine Dion quiere que veamos otra cara. La suya, la más íntima, lejos de la fachada del glamur y la burbuja del éxito, transmitiendo el dolor, la frustración y la decepción que llega con la pérdida de control sobre la vida de uno mismo. Cuando la salud se convierte en nuestro valor más preciado y ninguna fortuna del mundo nos libra de la batalla.

Esa cara tan vulnerable del ser humano es la que refleja la estrella de I’m alive. Un golpe de realidad que simboliza la cara más efímera del éxito, donde el valor real de la vida no se mide en salas de conciertos llenas ni en récords de ventas, sino en la posibilidad de vivir en plenitud. Y en el caso de la cantante, la suya se encuentra en su voz, en su pasión musical y sus fans.

Porque estamos viendo a una mujer acostumbrada a darlo todo, a ser la mejor. Una estrella que dejaba estadios en silencio al cantar My heart will go on, como atestigüé yo misma en un festival de Nueva Jersey en 2002, viendo cómo la audiencia prefería callar a pesar de saberse la letra de memoria a cambio de escuchar su magia musical. Una mujer que pudo disfrutar de su pasión al máximo pero que está viendo cómo pierde la capacidad de hacer eso que tanto ama, casi sin poder explicarlo.

“El año pasado llegué a un punto en que no podía caminar. Perdía mucho mi equilibrio. Era difícil caminar. Mucho dolor. Y todavía no puedo usar mi voz”, cuenta en el documental. “La música. La extraño muchísimo. Pero también a la gente. Los extraño”, añade emocionada y entre lágrimas.

“La música. La extraño muchísimo. Pero también a la gente. Los extraño”, dice en ‘Soy Celine Dion’. (Cortesía de Amazon MGM Studios Amazon Content Services LLC)

Porque ¿quién es Celine Dion sin su mágica voz, sin irradiar su potente energía con micrófono en mano y sin percibir el cariño de sus fans? Eso parece cuestionarse a sus 56 años mientras batalla la enfermedad, mostrando al mundo cómo atraviesa este momento de su vida, añorando volver a los escenarios entre lágrimas y una pasión fervorosa que atraviesa la pantalla.

Celine Dion expone la vulnerabilidad más humana al revelar su dolor más allá de las palabras. Permite que las cámaras plasmen sus lágrimas, tratamientos pero, también, las crisis de espasmos que sufre su cuerpo, exponiendo un retrato desgarrador de la rara enfermedad que padece y afecta a una o dos personas entre un millón (Hopkins Medicine). Habiendo alcanzado el éxito y cumplido sus sueños, pero reflejando el preciado valor de la salud por encima de todo. Y en el camino, la reina de las baladas deja latente su resiliencia, exponiendo su dolor a la hora de mostrarle al mundo la verdad pero, también, su espíritu de lucha constante. Porque el show debe continuar, y ella quiere creer que al suyo todavía le queda otro acto.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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By Diario

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