Mateo Retegui recibió un llamado que dividiría el corazón de cualquiera: Italia lo quería en sus filas. Él nació en Argentina, pero su ascendencia le permitía representar a La Azzurra. Decidió hacerlo. Se trataba de un delantero todavía joven, clase 1999, que podía pelear por un lugar en el futuro con Julián Álvarez y Lautaro Martínez, los dos delanteros que salieron campeones en el Mundial de Qatar 2022. Pero fue firme en su postura: aceptó el llamado de Roberto Mancini para porta la camiseta histórica de la cuatro veces monarca mundial.

Argentina ha visto, históricamente, cómo Italia codicia a sus jugadores. La migración de italianos es un lazo genético del que el futbol se ha visto beneficiado: al final, los grandes futbolistas terminan por brillar. Es su destino. Así le pasó a Mauro Camoranesi, que nunca estuvo en la lupa argentina, y terminó siendo campeón mundial con Italia en el 2006. En total, han sido 24 los jugadores nacidos en Argentina que representaron a Italia. Hubo casos sin trascendencia real, como el de Gabriel Paletta. Y, en cambio, casos como el de Luis Monti, que hasta jugó dos Mundiales con cada país: Argentina en 1930 e Italia 1934 (ahí fue campeón). Y el emblemático Omar Sivorí, ídolo de la Juventus, que jugó en ambas selecciones, pero sólo fue mundialista con Italia en 1962.

El antecedente era claro: no habría prejuicio para él. Hasta el propio Lionel Scaloni valoró la decisión que había tomado Retegui, pero dejó como mensaje que no había interés por convencerlo. “Si juega para Italia, esperemos que le vaya bien. No tiene sentido (preguntar) si podía estar en Argentina o no porque nosotros no estábamos convencidos de convocarlo. No podemos decirle que no vaya a Italia porque, a lo mejor, puede venir a Argentina. A lo mejor”, indicó Scaloni en marzo del año pasado. Fue firme, pero también sensato, como suele serlo, sin aspavientos ni escándalos. Eso sí, sentó un precedente.

De hecho, puso como ejemplo el caso de Marcos Senesi, defensa central, que también tuvo la oportunidad de representar a Italia, pero no la aceptó aunque Argentina no lo tomara en cuenta (al final en ese mismo año terminó por ser llamado a La Albiceleste). Vaya, fue como si el destino mandara una señal: espera y tendrás tu recompensa. Igual pasó con Gonzalo Higuían, que fue cortejado en 2009 por Francia (país en el que nació, pero con el que no se sentía identificado), pero siempre aguantó hasta que llegará el llamado argentino. Y Diego Armando Maradona lo terminó convocando para el Mundial de Sudáfrica 2010.

En ocho partidos con Italia, Retegui ha marcado cuatro goles. Su aporte ha sido bien recibido por el nuevo entrenador, Luciano Spalletti, que lo tiene contemplado como su nueve para el torneo continental en el que Italia habrá de partir como campeón defensor. Mañana tendrán su estreno contra Albania a las 13:00 horas, tiempo del Centro de México. Será una Euro rara: Italia es la campeona, pero aboyó su corona al no calificarse al Mundial. Son, para su lamento, un monarca sin credibilidad, por injusto que sea.

Retegui tomó una decisión madura. Incluso, a pesar de su evolución futbolística, sería difícil que fuera considerado en la actual selección argentina, pues los dos nombres principales siguen siendo los mismos. Y también vale mencionar que Paulo Dybala quedó fuera de la convocatoria. No hay muchos lugares en el equipo campeón del Mundo. Las ironías son así: la poderosa Italia tuvo que buscar a su centrodelantero del otro lado del atlántico.

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By Diario

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