No sorprende a nadie. El mundo ha alcanzado el mayor número de conflictos desde la II Guerra Mundial. Con las nuevas guerras sumándose a conflictos ya existentes que se agravan en regiones como la República Democrática del Congo, el informe Tendencias Globales 2023 del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) fija en 117 a los millones de desplazados globales. La parte positiva del informe recae en la gestión que los países de América están haciendo para buscar soluciones a la situación y contribuir a que los desplazados puedan regresar a sus hogares. A escala global, cinco millones de personas desplazadas internas y un millón de personas refugiadas volvieron a sus hogares en 2023.

En la actualidad, hay 56 guerras activas. Y, sin embargo, la incapacidad de reaccionar ante todo lo que ocurre no debería restarle gravedad. Se trata de una cifra desorbitada de desplazados, que supera en un 8,8% a la del año anterior (donde se contabilizaron 108 millones) y que duplica al número de desplazados hace una década. La población desplazada a nivel global equivaldría a la de un país del tamaño de México.

Según los últimos 12 años, cada año la cantidad de desplazados forzosos supera al previo. Es una preocupante tendencia que, según señala el documento, “se debe tanto a las consecuencias de conflictos nuevos y existentes como a la incapacidad de resolver crisis prolongadas”, y que se encuentra lejos de controlarse. De hecho, ACNUR adelanta que en mayo del 2024 ya se contabilizan 120 millones de personas que han tenido que abandonar sus hogares.

El número de refugiados también ha aumentado, concretamente en un 7%, hasta ascender a 43,4 millones globales: 6,4 millones de ellos sirios, otros 6,4 afganos, 6,1 venezolanos, 6 millones palestinos, otros 6 millones ucranianos. Se estima también que en torno a unos 339.000 niños por año nacen como refugiados, según el informe. Filippo Grandi, máximo responsable de la ACNUR, fija su crítica en la apatía y su llamada a la acción urgente por parte de la comunidad internacional es implorante: “Detrás de estas cifras alarmantes y en aumento se encuentran innumerables tragedias humanas. Ese sufrimiento debe impulsar a la comunidad internacional a actuar con urgencia para abordar las causas fundamentales del desplazamiento forzado.”

El aumento más pronunciado (del 50% en relación a cinco años atrás) en las cifras de desplazamiento global se da entre los que huyen de conflictos y permanecen dentro de su país. Según datos del Observatorio de Desplazamiento Interno (IDMC), suman 68,3 millones de personas.

Refugiados reasentados

En el reasentamiento de desplazados destaca Estados Unidos, por ser el país que acogió el mayor número de refugiados reasentados a nivel mundial: 75.100 personas. Por otra parte, también se mencionan los programas de regularización para personas refugiadas y migrantes vulnerables en Brasil, Colombia, Perú y Ecuador, que garantizan la gestión de la documentación y el acceso a servicios. Entre todos ellos, es importante enfatizar la labor de Colombia, el país con más población venezolana en América Latina y el Caribe, acogiendo, según su Gobierno, a más de 2,8 millones de refugiados.

Este año se celebra el 40 aniversario de la Declaración de Cartagena sobre los Refugiados, considerado uno de los instrumentos jurídicos más importantes de las últimas décadas en materia de protección y soluciones para los refugiados en América Latina y el Caribe, consolidando la cooperación en la región. Este año Chile lidera lo que se ha denominado Proceso Cartagena + 40, con el respaldo de Brasil, Colombia y México. Tras consultas regionales, se establecerá un nuevo Plan de Acción regional basado en el Pacto Mundial sobre Refugiados, delineando las directrices para la próxima década.

Según José Samaniego, director regional de ACNUR para las Américas; “cada vez más, los países de la región están aplicando un enfoque hemisférico en su trabajo conjunto para abordar las causas profundas del desplazamiento en los países de origen, responder a las necesidades humanitarias y de protección de las personas en tránsito, y fortalecer la protección, la inclusión y las soluciones en los países de destino y de retorno.”

La incapacidad de resolver conflictos

La mayor crisis de desplazamiento del mundo se da en Siria, un país que lleva trece años en una guerra que ha generado el exilio de 13,8 millones de personas y que mantiene en el umbral de la pobreza al 90% de aquellos que se quedaron. Un país sacudido además por un terremoto devastador (en febrero del 2023) que mató a 60.000 personas. Le sigue Afganistán, que cuenta con 10,9 millones de personas que han abandonado sus hogares. En el 2023 se registró un aumento de refugiados afganos en el mundo, principalmente en Irán y Paquistán, que ya llega a los 6,4 millones. La posibilidad de un regreso resulta compleja debido a la inestabilidad política del país y la dureza del régimen, donde además la mitad de la población tiene dificultades para acceder a alimentos.

Pero sin duda mayor debacle la ha causado la guerra que se desató en Sudán en abril del año pasado y que a finales de 2023, en un tiempo récord ya había desplazado a 10,8 millones de sudaneses. A lo que se suma otro dato escalofriante, el desplazamiento en cuestión de meses del 75% de la población de Gaza. Y los 9,7 millones de desplazados en Ucrania. Sin olvidar la emergencia humanitaria en la República Democrática del Congo, donde los recientes enfrentamientos forzaron a 6,8 millones de personas a abandonar sus casas o la crisis en Birmania, por solo mencionar ejemplos catastróficos.

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By Diario

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