No tiene experiencia política. No tiene grandes valedores. No está afiliado a ningún partido.
Lo que tiene Fidias Panayiotou son 2,6 millones de seguidores en YouTube y más aún en TikTok. Y ahora ha ganado un escaño al Parlamento Europeo en representación de Chipre, uno de los candidatos inusuales que lanzaron campañas improbables y consiguieron puestos en la cámara de 720 legisladores.
“No tenía previsto votar, pero como te he visto en TikTok, te votaré a ti”, dijo un conductor al que Panayioutou da el alto, entrevista y sobre el que después hace una publicación.
Las redes sociales jugaron un papel crucial en las victorias de unos pocos candidatos y provocaron conversaciones en clases de política sobre su aparente poder para poner en igualdad de condiciones a aspirantes desconocidos en docenas de democracias que acuden a las urnas este año, como Reino Unido; Francia y Estados Unidos.
En los últimos días, los votantes en los 27 países de la UE eligieron a candidatos en prisión, que han sido expulsados de sus grupos políticos previos o que se retiraron de las elecciones pero ganaron plazas de todos modos.
En un principio, Panayiotou saltó a la fama por un abrazo que dio al empresario multimillonario Elon Musk, así como por una serie de videos cómicos. Su elección, impulsada únicamente por su popularidad en redes sociales, conmocionó a la clase política del país en lo que muchos vieron como un rechazo a la arraigada cultura de partidos de la isla.
Fidias, de 24 años y que suele utilizar sólo su nombre, ganó casi un quinto de los votos de las elecciones del domingo, lo que le sitúa tercero por detrás de los candidatos de los partidos tradicionales DISY, de centro derecha, y AKEL, de raíces comunistas. Es algo inaudito en un país donde los poderosos partidos políticos se han labrado una lealtad férrea con redes clientelares.
El secretario general de AKEL, Stefanos Stefanou, lamentó el resultado, que describió como “una nueva realidad en la que los ciudadanos optan por la ausencia de política como opción política”, para transmitir su desencanto con la cultura política de su país.
Armado con un par de cuentas de redes sociales y un combativo discurso contra la inmigración, un popular usuario de redes sociales golpeó al principal partido de ultraderecha español al hacerse con tres de los 61 escaños del país para el Parlamento Europeo.
Al frente de la iniciativa estaba un populista nacionalista conocido por su seudónimo Alvise Pérez, de 34 años y fundador del partido Se Acabó la Fiesta. Hasta la víspera de las elecciones, era completamente desconocido para los españoles fuera de los círculos de la ultraderecha en internet.
Ahora irá con dos aliados para ocupar los escaños que han ganado en la poderosa legislatura europea, que se reúne en Estrasburgo, Francia, y en Bruselas.
Pérez celebró con entusiastas seguidores ante un fondo adornado con el poco ortodoxo logo del partido: una caricatura de una ardilla con la máscara de Guy Fawkes popularizada por la película de 2005 “V de Vendetta”. Fawkes es el miembro más conocido de la trama fallida de 1605 para volar el Parlamento británico, y desde entonces se le asocia con movimientos de protesta.
“Se acabó la fiesta porque España se ha convertido, y es lamentable tener que decirlo así (…), en la fiesta de los corruptos, de los mercenarios, pedófilos y violadores”, dijo Alvise entre silbidos de los asistentes.
Se Acabó la Fiesta obtuvo el 4% de los votos en España, con 800.000 boletas. Igualó los tres escaños ganados por otros partidos establecidos como el socio minoritario de la coalición de izquierdas que gobierna España. El grupo de ultraderecha Vox obtuvo seis escaños el lunes, el doble que en 2019, pero probablemente habría tenido un resultado mejor si Alvise no hubiera lanzado su campaña solitaria.
Maximilian Krah, el principal candidato del partido alemán de ultraderecha Alternativa por Alemania, fue expulsado de su formación por una serie de escándalos durante la campaña, pero fue elegido de todos modos.
Krah, de 47 años y que ya era eurodiputado desde 2019, anunció el lunes en X, antes Twitter, que los legisladores recién elegidos de su partido habían votado a favor de excluirle del grupo.
“Creo que esto está mal y envía un mensaje devastador a nuestros votantes, especialmente nuestros votantes jóvenes”, dijo Krah.
Alternativa por Alemania, o AfD, fue el segundo partido más votado en Alemania con un 15,9% de los sufragios. Es mejor que su resultado del 11% en 2019, pero no llegaba a las cifras que barajaban los sondeos a principios de año. El partido ha sufrido una serie de reveses desde entonces, incluidos escándalos en torno a Krah y el otro candidato principal al Parlamento Europeo, Petr Bystron.
Krah, que trabaja en una firma de abogados y vive en la ciudad oriental de Dresde, estaba bajo escrutinio después de que las autoridades en Bruselas registraran sus oficinas en el Parlamento Europeo en relación con un asistente detenido el mes pasado como sospechoso de espiar para China. Medios alemanes también han alegado que Krah y Bystron tienen estrechos lazos con Rusia.
Krah provocó indignación dentro y fuera de su partido cuando dijo el mes pasado a un diario italiano que no todos los miembros de la unidad de élite nazi SS, que participó en graves crímenes de guerra durante la II Guerra Mundial, eran criminales de guerra. El partido dijo entonces que sus deslices habían provocado un “daño enorme” y que renunciaría de su junta directiva. Krah intentó restar importancia a la decisión.
“No es el fin del mundo”, dijo.
Un político encarcelado ganó uno de los siete escaños del Parlamento Europeo ganados por el partido conservador Nueva Democracia, que gobierna Grecia.
Fredi Beleris, miembro de la minoría étnica albana griega y que tiene doble ciudadanía, fue elegido como alcalde de la población albana de Himare el año pasado. Pero nunca asumió el cargo porque fue detenido, acusado de compra de votos y condenado a dos años de prisión a principios de marzo.
Beleris ha negado los cargos y sus aliados afirman que su detención tiene motivaciones políticas.
La activista italiana Ilaria Salis, de 40 años, fue elegida al Parlamento Europeo como candidata de la Alianza Verde e Izquierda (AVS, por sus siglas en italiano) desde su arresto domiciliario en Hungría, donde está en proceso de juicio y acusada de agredir a manifestantes de ultraderecha.
Más de 170.000 votantes escribieron el nombre de Salis en la boleta en un intento de llevarla a casa desde Hungría, donde lleva detenida un año y cuatro meses.
“No se lo puede creer. Tenemos que completar el trabajo y hacer todo lo posible para llevarla a casa lo antes posible”, dijo Angelo Bonelli, vocero de los Verdes Europeos y legislador de AVS.
El caso de Salis se hizo célebre en Italia cuando se divulgaron las imágenes que la mostraban esposada y encadenada en una corte húngara.
Dos candidatos del partido opositor Ley y Justicia ganaron escaños pese a sus condenas previas por abuso de poder.
El exministro del Interior Mariusz Kaminski, de 54 años, y su exnúmero dos, Maciej Wasik, de 58 años, fueron detenidos brevemente este año antes de ser indultados por el presidente, Andrzej Duda, afín al partido conservador.
Un tercer candidato, Grzegorz Braun, del partido de ultraderecha y antiUcrania Confederación, obtuvo un escaño tras apagar velas en un candelabro judío, llamado menorah, encendidas para el feriado judío de Hanukkah en una sala en el Parlamento polaco en diciembre.
(con información de AP)
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