El Plan C de Andrés Manuel López Obrador camina a la perfección, en medio de los reclamos sobre que el presidente está actuando con irresponsabilidad al mandar mensajes que ponen nerviosos a los mercados financieros. En Palacio Nacional aseguran que todo está calculado, por lo menos en cuanto al aspecto de control político se refiere.
El guion de la política para los siguientes meses apunta a que López Obrador se moverá hasta la extrema izquierda para justificar que el gobierno de Claudia Sheinbaum sea más equilibrado y con una clara tendencia hacia el centro. El riesgo es que, para el momento en que se presente ese cambio de tendencia política para gobernar, el país sea víctima de una crisis financiera.
Queda claro que los mensajes que mandó el pasado jueves el próximo senador morenista Ignacio Mier, en el sentido de que era inminente la aprobación de la reforma judicial y las otras tantas constitucionales, contaban con el aval del presidente de la República y de personas que formarán parte de la siguiente Legislatura, como Adán Augusto López, quien podría ser el coordinador de Morena en el Senado.
El viernes se confirmó lo anterior con la lapidaria frase de la conferencia de prensa mañanera: “La justicia está por encima de los mercados”.
Aun así, Mier está descartado para tener un papel relevante en el siguiente sexenio. Para la nueva presidenta, Claudia Sheinbaum, el equipo de extrema izquierda que tendrá protagonismo en los últimos meses no llegará con privilegios a un gobierno de centro, mucho menos en la Secretaría de Hacienda, donde los nombramientos están siendo el único medio de contención para la fuga de capitales.
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De cumplirse esto, quedaría descartada la continuidad en la subsecretaría de Egresos, a cargo de Juan Pablo de Botton, el representante de los hijos de López Obrador. También se confirmaría la salida de Elvira Concheiro de la Tesorería de la Federación.
Por el contrario, además del secretario Rogelio Ramírez de la O, el subsecretario Gabriel Yorio también sería ratificado en su mismo cargo.
Otro nombramiento que podría darse en las próximas semanas es el de Luz Elena González, quien llegaría a ocupar la posición que dejaría vacante De Botton.
La mano derecha de Sheinbaum en materia financiera tenía una posición cantada en la subsecretaría de la Función Pública, para administrar las compras de gobierno como una especie de Oficial Mayor, pero ahora se requiere que la exsecretaria de Finanzas de la CDMX tome experiencia frente a los inversionistas internacionales de la mano del equipo de Ramírez de la O.
Todos estos son movimientos estratégicos serán anunciados antes de la “ventana de septiembre”para transmitir a los mercados que en las decisiones que se tomen sobre la política financiera del país, e incluso sobre las reformas constitucionales, estará involucrada la visión de Sheinbaum. Así se tiene que leer la reciente frase de Juan Ramón de la Fuente, coordinador del equipo de transición, respecto a que no habrá ruptura con el gobierno de AMLO, pero tampoco “sumisión”.
El reto para los funcionarios de Hacienda, así como para los integrantes de la bancada de Morena en la Legislatura que iniciará en septiembre, será identificar quién es su verdadero jefe. La alternativa es cerrar con lealtad un sexenio que quiere dejar profunda huella en la historia o empezar a pavimentar su camino en una administración que está por comenzar.
Posdata 1
La Secretaría de Gobernación será clave para la siguiente administración, precisamente por la relación que tendrá su titular con el Poder Legislativo y Judicial, así como con las y los gobernadores y los partidos de oposición. En el círculo de Sheinbaum se habla de que Mario Delgado es uno de los que está considerado para esa cartera, como recompensa al triunfo apabullante de Morena el 2 de junio. Pero también se habla de la actual titular, Luisa María Alcalde y de Rosa Icela Rodríguez; la primera más cercana que la segunda a la presidenta electa, en el entendido de que sea una mujer, y de Zoé Robledo, director general del IMSS. Sin embargo, tampoco se descarta alguna sorpresa de alguien muy cercano y de todas las confianzas de Sheinbaum, como su amigo Carlos Ulloa, exsecretario de Desarrollo Urbano y Vivienda y actual diputado federal electo.
Posdata 2
La otra gran incógnita es Pemex. ¿Quién será el o la valiente que se eche ese enorme problema a los hombros? Además de la deuda financiera de 107 mil millones de dólares, de los cuales casi 60% se tienen que pagar o refinanciar durante la siguiente administración, están los asuntos de baja producción de hidrocarburos, el sistema de refinación que no se logró poner a punto para no depender de las importaciones de gasolinas y echar a andar, con mucho subsidio, la refinería de Dos Bocas.
De la empresa ya se están despidiendo el actual titular, Octavio Romero, y su mano derecha Marcos Herrería, quien se viene desempeñando como director Corporativo de Administración y Servicios. Se asegura que la presidenta electa quiere poner mano dura en Pemex, y sobre todo a algún técnico que coadyuve a la reestructura financiera que vendrá dictada de Hacienda. Un perfil que podría ayudar a esto y que a su vez mantendría la idea nacionalista y quimérica del “Pemex para todos los mexicanos” es Lázaro Cárdenas Batel, con quien Sheinbaum ya ha tenido algunas pláticas. Sin embargo, cada vez empieza a sonar con mayor fuerza el nombre de Raquel Buenrostro para tomar las riendas de la petrolera. La exjefa del SAT y actual secretaria de Economía ha dado muestra de mano dura y resultados. Tampoco se descartan igualmente Mario Delgado y Gabriel Yorio, sobre todo para una segunda parte.
@MarioMal
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