Donald Trump siempre ataca verbalmente a sus contrincantes políticos, a líderes extranjeros, al Congreso o incluso a gente de su propio partido que no concuerda con él. Pero en los últimos meses, y en especial en las últimas semanas con el eco de su juicio penal en Nueva York, Trump ha embestido contra el sistema de justicia: desde jueces y fiscales, hasta testigos y jurados.
Tras haber sido encontrado culpable de 34 cargos por falsificación de registros financieros durante la campaña de 2016, para ocultar pagos a la actriz porno Stormy Daniels a cambio de que no revelara una presunta aventura extramatrimonial, Trump arremetió contra el juez Juan Merchán, llamándolo “corrupto y conflictivo” y dijo que el juicio era “una vergüenza”. Muchos republicanos, a coro con el expresidente, atacaron también al poder judicial tras el veredicto.
Trump ataca al sistema electoral de Estados Unidos desde las elecciones de 2020, generando desconfianza en la población con sus falsedades sobre supuestos fraudes en su contra que ni él ni sus aliados pudieron nunca probar en las cortes o en las auditorías realizadas. Ahora, Trump está empleando la misma táctica con el poder judicial, otro pilar de las democracias.
“Ese tipo de ataques es peligroso”, dijo a Univision Noticias Jennifer Ahearn, asesora principal del Programa Judicial del centro de estudios sobre democracia Brennan Center. “Lamentablemente, vemos que personas que se supone que deben ser responsables estén haciendo este tipo de declaraciones”, dijo en referencia a Trump, congresistas y otros republicanos de alto perfil que se han unido al coro de acusaciones del expresidente.
Qué muestran los juicios a Donald Trump: ¿La justicia funciona o está rota?
Crédito: Angela Weiss/AP
Trump estuvo atacando al juez Merchán por semanas, al punto que el magistrado le impuso una orden de silencio al expresidente que violó en diez oportunidades. Una multa y la amenaza del juez de imponerle una pena de prisión lograron controlar las declaraciones de Trump sobre Merchán, su familia, el jurado y los testigos del juicio.
Para contrarrestar la mordaza, Trump convocaba a congresistas y senadores republicanos quienes, junto a sus hijos varones (Eric y Donald Jr.), se encargaban de decirle a la prensa todo lo que el expresidente no podía.
“Creo que la respuesta a esa pregunta tiene que ser que nadie está por encima de la ley y, en la medida en que este fue un juicio justo y, según todos los informes, parece que lo fue, creo que es una indicación de que el sistema de justicia está funcionando”, apuntó Ahearn.
“Ciertamente, vemos en muchas democracias en otros países, que tienen sistemas políticos exitosos y sistemas de justicia que admiraríamos, donde se ve a ex jefes de Estado siendo procesados. Así que no creo que simplemente porque haya uno, o incluso más de un caso en el que un presidente está siendo responsabilizado por la justicia, significa que necesariamente sea que el sistema está roto”, añadió la experta.
En EEUU “no tenemos un rey”
Crédito: AP Images | Composition: Mariana Rambaldi
La discusión está relacionada con la larga tradición que tiene Estados Unidos de no haber procesado nunca expresidentes. Muchos argumentan que la condena de Trump abre la posibilidad de que ahora se comience a procesar presidentes cuando salgan del mandato. Pero para muchos, esa tradición no es más importante que el famoso ‘nobody is above the law’ (nadie está por encima de la ley).
“Esto (de que de aquí en más se comience a procesar expresidentes) es posible y sería muy triste. Pero creo que Trump es un presidente único, es un imputado único y que esto que pasa no se convierta en la norma”, comentó a Univision Noticias el experto constitucionalista Robert McWhiter.
“No tenemos un rey en EEUU. Y eso es más importante que la otra tradición de que no procesamos a nuestros expresidentes”, aseguró el experto.
Trump como ‘víctima’ de un sistema ‘en su contra’
La estrategia de Trump y sus aliados es presentar al sistema, tanto electoral como judicial, como un ente corrupto y politizado, un ‘Estado profundo’, que está contra él. Esta táctica busca mitigar el daño político en un año electoral en el que el expresidente busca retornar a la Casa Blanca.
En el caso del sistema electoral, las críticas de Trump han erosionado la confianza en las elecciones democráticas de Estados Unidos, en especial entre los votantes republicanos. Un trabajo de Gallup realizado en 2022 muestra que solo el 40% de los republicanos confía en la precisión del sistema electoral, frente a un 85% de los demócratas.
Otro trabajo de la misma encuestadora publicado este año muestra que el porcentaje de estadounidenses satisfechos con la democracia es históricamente bajo, una tendencia que viene en bajada desde 1998, pero que se ha acelerado desde el 2021 (año del asalto al Capitolio): solo el 17% de los republicanos y un 38% de demócratas dicen estar conformes con cómo funciona la democracia.
“Creo que estamos en un punto de inflexión muy peligroso y creo que también el problema es mucho más amplio que Donald Trump”, apuntó Ahearn a Univision Noticias. “Creo que los estadounidenses en general tienen una crisis de confianza en el sistema de justicia. Sin embargo, en algunas circunstancias, creo que está justificado que sean escépticos y, por lo tanto, la gente tenga la capacidad de analizar lo que está sucediendo”.
Por eso, en este clima de descontento generalizado y de desconfianza en las instituciones, los ataques de Trump a la justicia no solo fomentan esa insatisfacción, sino que encuentran retroalimentación en millones de votantes (republicanos) que sienten validadas sus sospechas por las acusaciones de Trump de un “sistema corrupto” que opera contra él, aunque el expresidente no haya dado pruebas de las acusaciones que hace.
El ‘peligro’ de que Trump use el sistema de justicia como ‘arma’
¿Trump puede seguir aspirando a la presidencia tras ser hallado culpable en su juicio penal en Nueva York?
La pelea de Trump con los tribunales no es nueva. La mayor batalla, y también la mayor prueba de que el sistema de justicia ha funcionado, fue que las cortes a nivel estatal, federal y en momentos hasta la Corte Suprema, han sido los principales resortes que impidieron a Trump quedarse en el poder en 2020, tras perder las elecciones.
El sistema, con errores y aciertos, señalan los expertos, también se ha encargado de investigar, enjuiciar y encarcelar a decenas de responsables por el asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021, cuando una masiva ola de seguidores de Trump irrumpió en el edificio legislativo para tratar de evitar la certificación de la victoria de Joe Biden.
Hunter Biden y congresistas demócratas procesados por esa misma justicia
Trump, por ejemplo, ha dicho sin pruebas que la Casa Blanca de Biden está usando el sistema judicial en su contra, tratando de responsabilizar al presidente de los múltiples juicios penales y civiles que enfrenta. En los últimos meses, no se comprometió a aceptar el resultado de las elecciones de 2024 y además dijo abiertamente que, si vuelve a la presidencia, perseguiría a sus enemigos políticos judicialmente.
En otra afrenta al sistema de justicia de Estados Unidos, Trump ha dicho semanas atrás que si llega a la presidencia, uno de sus primeros actos sería “liberar” a las personas condenadas por el ataque al Capitolio, lo que sentaría un peligroso precedente para futuras movilizaciones extremistas.
Si vuelve a la Presidencia, ¿puede Trump ser una amenaza para la división de poderes, piedra angular de la democracia?
La experta del Brennan Center dice que para entenderlo hay qué prestar atención a las acciones de Trump cuando estuvo en la Casa Blanca.
“Si analizamos la forma en que utilizó y vio al Departamento de Justicia la última vez que estuvo en el cargo, creo que ciertamente hay evidencia que sugiere que existe un riesgo de que eso suceda si se convierte en presidente nuevamente”, señaló.
Imprecisiones sobre su juicio y ataques al juez: lo que dijo Trump tras ser declarado culpable en Nueva York
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