A los 89 años falleció Jorge Gregorio “Goyo” Perez Companc, uno de los empresarios más emblemáticos de los últimos 50 años y dueño de la cuarta mayor fortuna de la Argentina.

Dio sus primeros pasos en la industria naviera y de ahí saltó al negocio petrolero. También fue el dueño del Banco Rio, cuando el banco llegó a ser el más grande del país, y tuvo una activa participación en el proceso de privatizaciones de los ‘90.

Hoy, el Grupo es uno de los mayores productores agropecuarios de la Argentina y entre sus compañías se encuentra la alimentaria Molinos Río de la Plata y la empresa de energía Pecom. Su patrimonio está valuado en US$3900 millones, de acuerdo con la revista Forbes, lo que convertía a Perez Companc en el cuarto hombre más rico del país, solo superado por Marcos Galperin, Paolo Rocca y Alejandro Bulgheroni.

Goyo nació en Buenos Aires y de pequeño fue adoptado por la francesa Margarita Companc de Pérez Acuña. Tuvo ocho hijos (de los cuales siete están vivos, mientras que la mayor, Margarita, murió a los 19 años en un accidente de tránsito en la Patagonia) y estaba casado con María del Carmen “Munchi” Sundblad Beccar Varela.

“Fue un distinto. Un hombre que se construyó a sí mismo y que logró convertirse en el único de los Pérez sin tilde que revolucionó el mundo de los negocios. Supo recorrer los negocios petroleros, de construcción, de turismo, supo retirarse a tiempo y en tiempos de redes sociales fue cultor del más bajo perfil como un valor distintivo de su mundo”, describió un alto empresario aun conmocionado por la noticia. Fanático de la lechería y de los autos clásicos, es recordado por sus pares como un ejemplo de los “que ya no hay”. La noticia de su fallecimiento fue confirmada por LA NACION por fuentes inobjetables.

Goyo Perez Companc con su mujer Munchi Sundblad en la Bolsa de Nueva YorkPETER MORGAN – X00194

Su incursión en el mundo de los negocios comenzó de la mano de sus hermanos Carlos y Jorge Joaquín, ya fallecidos, que habían puesto en marcha la primera empresa naviera de la familia en 1946, a partir de la compra de unas barcazas en Santa Cruz. De entrada, la naviera se concentró en el transporte de lana desde la Patagonia, hasta que unos años después se diversificó, ingresando al negocio petrolero.

En 1958, los hermanos Perez Companc fundaron su propia petrolera, con el nombre de Pecom, y a fines de los ‘60 pusieron un pie en el sector financiero con la compra del Banco Río de la Plata, que bajo el control de la familia fue creciendo hasta convertirse en la mayor entidad privada del país.

En los ‘80, el holding continuó su expansión con el ingreso al rubro de la construcción y la compra de la empresa Sade -que había surgido como una sociedad contratista de General Electric- y en los ‘90 fueron unos de los pioneros en el negocio de los shopping centres, con el proyecto de Alto Palermo. El Grupo además tuvo una participación activa en el proceso de privatizaciones que impulsó el gobierno de Carlos Menem, con la compra de tenencias en las nuevas sociedades surgidas de las ventas de las compañías estatales como Transportadora Gas del Sur, Metrogas, Edesur y Telecom.

El masivo ingreso de capitales internacionales y grandes multinacionales al país en los ‘90 llevó al grupo a reformular su estrategia de negocios. El holding decidió ir desprendiéndose de activos que no formaban parte de su core para concentrase en los agronegocios y la energía. Bajo esta premisa se sucedieron las ventas de Alto Palermo (a su socio Sergio Grosskopf), el Banco Río (a manos del grupo español Santander, en una operación valuada en US$600 millones) y Telecom Argentina (a France Telecom).

Cultor de un extremo bajo perfil, Gregorio Perez Companc rehuía de los actos públicos pero le gustaba participar en las ferias y eventos del sector agrícola

Prácticamente en paralelo a estas desinversiones, el holding familiar decidió apostar muy fuerte a los alimentos. El ingreso al negocio se concretó también en la década del ‘90, cuando le compraron Molinos Río de la Plata al grupo Bunge & Born, a cambio un poco más de US$400 millones. La adquisición de Molinos no fue una operación sencilla y hasta último momento los Perez Companc compitieron contra la ofertas del fondo de inversión The Exxel Group. El Exxel parecía imbatible en ese momento y venía de cerrar un raid de compras que incluyó desde Supermercados Norte y Fargo hasta Freddo y OCA.

Con Molinos, hoy la familia continúa siendo uno de los grandes jugadores en el mercado del consumo masivo, con marcas líderes como Matarazzo, Granja del Sol, Exquisita, Lucchetti, Preferido, Vitina, Cocinero, Lira, Blancaflor, Nobleza Gaucha y Nieto Senetiner.

La apuesta por los alimentos fue acompañada por idas y vueltas en el sector de la energía. En 2002, el grupo concretó una de las operaciones más importantes de ese momento, cuando anunció la venta de su petrolera Pecom a manos del grupo brasileño Petrobras, a cambio de US$1100 millones. En los últimos años, la familia decidió volver a su primer amor, el sector energético, con la compra de las operaciones de Skanska en la Argentina para prestar servicios en los yacimientos.

A lo largo de toda su vida, Goyo Perez Companc fue un cultor extremo del bajo perfil. Pese a ser uno de los empresarios más importantes de la Argentina, prácticamente no tenía participación pública ni tampoco daba entrevistas a los medios.

Sus apariciones en público se limitaban a las ferias del sector agrícola, en la que les gustaba recorrer los stands de maquinaria, sin presentarse, como si se tratara de un pequeño productor rural. “Cuando se hacía la Rural de Palermo siempre venía y se sentaba en los cajones a tomar mate con los peones y los cabañeros”, recordó un criador de vacas.

Goyo Perez Companc era un fanático de los autos y tenía una colección de modelos clásicos y un autódromo privado en su casa de EscobarFRANCISCO CIAVAGLIA

Además del campo, su otra gran pasión eran los autos. En su casa de Escobar, Perez Companc montó un museo que alberga a sus autos de colección y un pequeño autódromo privado. El circuito mide 900 metros de un extremo a otro, con dos puentes y otras dos pistas adyacentes, donde se halla su colección de vehículos clásicos. Sus tres hijos varones -Jorge, Luis y Pablo- heredaron esta pasión por los autos y en algún momento de su vida todos compitieron profesionalmente. Por su parte, las cuatro hijas de Goyo y Munchi, Rosario, Cecilia, Pilar y Catalinas, son amantes de los caballos.

Goyo Perez Companc era una persona muy religiosa y, a través de su fundación, era uno de los mayores donante de la Iglesia Católica y de otras obras de caridad en la Argentina. El fervor religioso y su pasión por el campo los compartía con su esposa Munchi.

A los 37 años, en 1979, mientras Goyo aprendía a tomar las riendas de Pecom tras la muerte de su hermano Carlos, Munchi fundó la cabaña San Isidro Labrador e importó las primeras vacas Jersey desde Uruguay. Dos años después, en diciembre de 1981, fundó junto a otros 10 cabañeros la Asociación Argentina de Jersey. Con la producción lechera incluso avanzó en un proceso de integración vertical y en 1997 lanzó su línea de helados artesanales, con la marca Munchi’s.

Munchi también está a cargo del proyecto Temaikén, el bioparque más importante de Sudamérica, ubicado en Escobar, propiedad de la familia.

En los ’90, Perez Companc tuvo una participación activa en las privatizaciones con la compra de tenencias en Transportadora Gas del Sur, Metrogas, Edesur y TelecomFRANCISCO CIAVAGLIA

Hace pocos días el Grupo Perez Companc informó al mercado una millonaria reorganización de su paquete accionario, que achica aún más la mesa de decisiones de la familia y que cristaliza el liderazgo de Luis Perez Companc. La reestructuración interna -y familiar- de las acciones implicó la venta del paquete que estaba en manos de tres de los hermanos Perez Companc (Jorge, Cecilia y Catalina) a los otros tres (Luis, Rosario y Pilar).

Los hermanos Perez Companc son siete. Entre seis -Pablo ya había salido de las empresas y vive en el exterior- compartían el 75% de las acciones de Molinos Río de la Plata y Molinos Agro y el 100% de Pecom. Ahora todas quedan en manos de tres. El resto de las acciones pertenecen en un 20% a la Anses y un 5% está en mano de inversores, a los cuales deberán ofrecerles -por norma- una Oferta Pública de Acciones (OPA), lo que puede modificar los números finales. El detalle definitivo del monto en el que se cerró el acuerdo privado no se conoce, aunque se especula que la operación alcanzó a los US$450 millones.

Los tres hermanos que vendieron sus acciones -Jorge, Cecilia y Catalina- seguirán como socios en Goyaike, la empresa que es la dueña de miles hectáreas distribuidas en la Patagonia, la Pampa Húmeda y Uruguay. Goyaike además opera los tambos de la raza Jersey, que abastecen a los helados de Munchi’s.

“A raíz de esta reorganización, Rosario, Pilar y Luis Perez Companc tendrán, en adelante, el control de Molinos Agro, Pecom, y Molinos Río de la Plata”, explicaron los herederos de Goyo en una nota enviada a la Comisión Nacional de Valores (CNV) y la Bolsa hace un par de semanas. “El resto de los activos continuarán con sus planes de negocios y bajo la misma estructura y control”, agregó el texto, que anticipaba la reorganización interna. “Con mis hermanas, Rosario y Pilar, nos redefinimos y construimos una nueva unidad sobre la base de los valores que nos guían desde siempre. Porque compartimos la pasión y vocación de seguir invirtiendo en la Argentina, para potenciar el crecimiento de nuestras empresas, con el valor y el coraje de todos los que las integramos”, sentenció Luis Perez Companc, el hijo de Goyo que quedó al frente de los principales negocios de la familia.

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Por Diario

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